• Por Jimmi Peralta
Alba Eiragi Duarte presentó su libro.

"La vida para mí es una lucha, he pasado momentos felices y momentos tristes, pero tenemos que seguir viviendo, es por eso que yo escribí esto, y voy a seguir escribiendo. Ahora voy a escribir más sobre la historia sagrada de mi pueblo", comenta Alba Eiragi Duarte, quien la semana pasada presentó su poemario "Ñe'ê yvoty, ñe'ê poty", un trabajo publicado en en bilingüe bajo el sello de la editorial Arandurá.

Alba presenta en su libro esa voz universal de las sensaciones y los saberes que se expresan en los grupos sociales a través del poeta y su arte; y al mismo tiempo su particularidad de mujer, pobre, y con raíces en los pueblos originarios avá y aché le dan el valor que la vida y la historia personal que cargan de significación aquella palabra poética.

"Este es un poemario que está dedicado a mi familia, a la naturaleza, al sol, a la selva, al fuego, al agua, que yo tengo como valores. Para mí están en el primer lugar, esta dedicado para mi hija en especial, que ella se fue, que ella falleció a los 20 años, hace 14 años que ella se", comenta Alba, quien no solo hoy vive cruzando todo el tiempo ese portal de contrastes que separa la cultural occidental y lo avá, en eso territorios donde se desenvuelve con sus tres idiomas (castellano, avá ayvú y el guaraní paraguayo), sino que es una trabajadora y activista del mundo indígena.

Ella es funcionaria del Ministerio de Educación y Cultura, en la Dirección Generación de Educación Escolar Indígena, donde está en permanente contacto con las organizaciones de los naturales de América. Además es miembro del Movimiento de los Pueblos Originarios.

"Estamos trabajando para que algún día nosotros podamos salir adelante a través de nuestro esfuerzo, a través de nuestra lucha lo estamos logrando, y por eso valoro mucho a mi gente, a mi pueblo", explica.

Muchas voces y una voz

Los relatos de la cultura, hasta los políticamente correctos, hasta hoy solo pretender callar, conducir y ocultar la relación de violencia que occidente sigue teniendo con los antiguos habitantes de esta tierra.

Alba es voz de mujer. "Ella (mi hija) murió por negligencia médica en la ciudad de Curuguaty. Y yo sé bien porqué ella falleció: porque somos pobres, porque somos indígenas. Y ella es también mujer indígena. Eso es un atropello, es una discriminación", habla como la realidad es palanca de su creación. "También escribí mucho a mi abuela Margarita. Ella vive todavía. Yo como mujer tengo de valor de seguir adelante, porque yo misma me valoro", dice.

La tapa del libro la diseñó la misma escritora, según explica es la figura de una mujer y es un árbol sagrado, "ese árbol es vida al mismo tiempo. Por eso nosotras las mujeres somos una flor, porque de nosotras nacen las semillas. Por eso el Ñe' ê poty y el ñe'ë yvoty son casi la misma palabra".

Alba es historia que rompe silencios. "Mi papá es aché, yo tengo sangre aché, con orgullo digo. Él fue vendido 5 veces, por eso, yo, ni mis hijos, ni mis nietos no conocen a su abuelo. Porque él creció con los no indígenas, porque fue vendido, Fue sacado del brazo de mi abuela matándole con machete a mi abuelo", relata la escritora aquel dolor original que su vida.

Alba es indígena y luchadora. "Basta de destruir nuestra naturaleza, la madre tierra es nuestro recurso. Por eso siempre hay que seguir valorando, y buscando la forma de llevar ese proceso de lucha, de no deslegitimar socialmente nuestro territorio ancestral, Nuestros saberes, conocimientos, la propiedad intelectual y así poder industrializar impunemente nuestras tierras indígenas".

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