Antony Currie

La toma de control de Scottrade por parte de TD Ameritrade –por un valor de US$ 4 mil millones– simplemente retrasa lo inevitable.

La unión de estos dos operadores online de bolsa de los Estados Unidos hasta encaja económicamente, debido a los recortes de costos, la reducción de impuestos y hasta por la venta de un banco.

Con esto, los ingresos y los márgenes de ganancia también deberían aumentar. Pero todavía deja a TD Ameritrade y a sus rivales –como Charles Schwab– en la posición de tener que enfrentar la competencia a largo plazo de los índices de inversión y asesoramiento automatizado.

Estas dos fuerzas podrían amenazar el negocio de los llamados corredores de descuento, aquellos que solo cobran unos pocos dólares por operación.

Esto es debido a que se pueden obviar la necesidad de negociar individualmente las acciones o de recurrir a un amplio conjunto de herramientas para ayudar a los inversores a jugar en el mercado, o ambas cosas.

Ya hay evidencia de que la inversión en índices de fondos está ganando su cuota de participación en el mercado. Los activos en fondos de inversión pasivos y los fondos negociados en bolsa crecieron casi US$ 1,3 billones de dólares a lo largo de los tres últimos años y hasta finales de agosto, según Morningstar. Durante el mismo período, el dinero bajo operaciones en fondos activos cayó más de US$ 250 mil millones.

Ameritrade ha capeado el temporal mejor que algunos: logró un promedio de 463.000 operaciones por día en el ejercicio financiero que terminó el 30 de septiembre. Eso que es ligeramente superior a los 12 meses anteriores, aunque el volumen se redujo un 7 por ciento en el último trimestre. Las últimas cifras de su nuevo socio privado muestran una caída anual del 3 por ciento por trimestre hasta junio.

El impacto de un nuevo fenómeno de automatización, denominado en inglés como robo advice (asesoramiento financiero o gestión de cartera con mínima intervención humana), se encuentra todavía en su infancia. En ese sentido, Ameritrade tiene su propia oferta y de ninguna manera abandonará la creación de servicios de inversión pasiva.

El problema es que, ambos servicios, puede ser más baratos para los clientes o requerir menos negociaciones. Y cuanto más grande se hagan estas estrategias de inversión, mayor será el impacto potencial que afectará a los márgenes de ganancia de los operadores.

La compra de Scottrade servirá por un tiempo. Ameritrade admite que puede recortar gastos hasta en US$ 450 millones. Una vez gravados y capitalizados, ellas tendrán un valor aproximado de US$ 2,5 mil millones para los accionistas, después de separar los gastos de la fusión.

Eso prácticamente justifica el acuerdo, ya que Ameritrade está vendiendo el depósito de armas de Scottrade al TD Bank por US$ 1,3 mil millones. También está recibiendo una rebaja de impuestos que efectivamente deja el precio de compra en US$ 2,2 mil millones.

Todo combinado, el acuerdo con Scottrade otorga a Ameritrade un volumen adicional para defenderse de –o invertir en– estas amenazas crecientes. Las cuales, por otro lado, no pueden evitarse.

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