Por Clari Arias

@clariarias

Revolver el pasado siempre es peligroso, y lo es más cuando escarbamos en las actuaciones de un ex fiscal que hoy es senador nacional. Arnaldo Guizzio, otrora fiscal estrella de la oficina especializada de Delitos Económicos y Anticorrupción, fue el responsable de un procedimiento que investigaba un supuesto pedido de coima endilgado a su entonces colega Miguel Ángel Kunzle. El delicado hecho se dirime hoy en un juicio oral y público en donde se está dejando al descubierto, además de la poca disciplina laboral de Giuzzio, el matiz aficionado en muchas de las actuaciones de la Fiscalía.

Era la mañana del martes 9 de agosto del 2011 cuando Arnaldo Giuzzio lideraba un arriesgado operativo de cámara oculta para intentar cazar en flagrancia al fiscal Kunzle, quien fue acusado de coimero por el abogado Víctor Raúl Benítez Rodas (un ex juez de Ciudad del Este quien tuvo que renunciar a su cargo ante la inminencia de su destitución). Ante la falta de equipos especializados, pero por sobre todo por la necesidad casi viciosa de fama, era costumbre de la unidad de corrupción solicitar apoyo técnico de algún canal de televisión para que éste, a cambio de la exclusividad del operativo, proveyera todo lo necesario para llevar adelante las filmaciones. Esta vez le tocó el turno a un equipo periodístico del canal Telefuturo, liderado por el periodista Víctor Pesoa. Así comenzaba uno de los trabajos más mediocres en la historia de la Fiscalía.

El abogado denunciante Víctor Benítez se valió de una cámara de filmación disimulada –aparentemente– en un cinto (nunca lo sabremos porque no figura en el expediente). A lo largo de dos entrevistas que tuvo el denunciante con el entonces fiscal, y durante más de una hora de filmación, no se tiene una sola imagen en donde el supuesto coimero toma dinero alguno o habla de pedir dinero a su interlocutor. ¿Cómo puede la Fiscalía llevar adelante una acusación en un juicio, cuando parte de la prueba principal no demuestra nada? En los casos que llevó adelante Giuzzio se podía esto, y mucho más.

Horas más tarde en su noticiero central, Telefuturo ya emitía imágenes "exclusivas" del operativo, con una lapidaria sentencia de su periodista, en donde afirmaba que el "coimero" arrojó parte del botín al baño. Nada de esto se vio en las imágenes transmitidas a los televidentes, a pesar de que el operativo tenía a su disposición todos los elementos técnicos posibles, sendas órdenes judiciales y un equipo policial. El responsable del operativo, Arnaldo Giuzzio, siguió los hechos desde fuera del lugar, y cuando ingresó (muy tarde), ya se habían violado todas las garantías posibles para este tipo de procedimientos. La presunción más fuerte, luego de repasar una y otra vez lo emitido por Telefuturo (imágenes editadas), es que ante la negativa del fiscal de recibir dinero alguno del denunciante, y ante la aparatosidad del operativo, un custodio de Giuzzio de nombre Lorenzo Álvarez se habría encargado de "corregir" los errores del trabajo fiscal.

El caso tiene demasiados puntos oscuros, como el antecedente de animadversión de Víctor Benítez contra Miguel Kunzle. Años antes del supuesto episodio de la coima, Kunzle había soportado una denuncia del mismo Benítez, como medida de presión en otro caso en donde el fiscal investigaba al abogado por una seria acusación en su contra (su clienta lo denunció por cobro indebido de honorarios). ¿Podríamos estar ante un caso de venganza, en donde es utilizada la Fiscalía?

Han pasado 5 años, 2 meses y 14 días desde el momento en que la Fiscalía y un equipo de Telefuturo llevaron adelante el operativo, hasta llegar al juicio que se ventila hoy día. Tanta demora es reprochable a los fiscales en mayor parte, y a otras vueltas jurídicas innecesarias. A lo largo de este tiempo transcurrido, el ex fiscal Miguel Ángel Kunzle perdió su cargo, su esposa, su buen nombre y la tranquilidad de una vida cómoda. Ahora se enfrenta a un juicio cuya investigación es el trabajo mediocre de un fiscal que siempre tuvo los favores de la prensa, a pesar de no haber tenido grandes logros en el cargo.

No tengo certeza plena si Kunzle pidió o no la coima. Pero nadie debe ser condenado como desenlace de un trabajo tan poco profesional como ocurrió en este caso.

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