París, Francia | AFP |

En el Salón del Automóvil de París, algunos fabricantes siguen usando azafatas vestidas de forma provocativa con el objetivo de atraer clientes, para desesperación de las feministas. Otros, por el contrario, han alargado faldas y apostado por pantalones y zapatillas deportivas. "¡La azafata florero ya no existe!", asegura Carole François, responsable de clientela en la agencia Pénélope, que contrató a casi 300 azafatas para esta feria.

Es cierto que hay todavía algunos constructores que siguen pidiendo chicas de "1m80 con talla 36, es decir lo imposible", pero según ella "no se ve tanta carne" en los estands. Su explicación: "Los fabricantes saben que las fotos van a circular en las redes sociales".

En los pabellones, varios fabricantes han impuesto pantalón y zapato plano. Los vestidos, a menudo holgados, tampoco dejan ver generalmente mucho más arriba de la rodilla. "Sigue siendo machista. Los peores son los italianos", acusa sin embargo otra gran agencia parisiense que contrató a 400 azafatas para esta gran cita automovilística.

Para la asociación Les chiennes de garde (Las perras guardianas), la "sexualización del automóvil, asociada con el poder masculino, es insoportable".

"¡Da a la impresión que la chica viene con el coche por el mismo precio!". "Cuando los constructores nos hacer creen que lo necesitan para el comercio se burlan de nosotros", se indigna Florence Montreynaud, fundadora del movimiento.

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