Cerro Porteño retrocedió un paso en su ascenso futbolístico y tuvo un estreno decepcionante en la Copa Sudamericana. Cayó 1-0 ante un discreto rival como el Fénix de Uruguay, que hizo muy poco para quedarse con el juego de ida.

El Ciclón fue muy posesivo ante un rival que lo esperó y lo dañó de contragolpe, sumado a pelotazos largos, que complicaron de sobremanera a la nueva defensa que puso Gustavo Florentín, quien raramente "licenció" a varios que fueron figuras ante Guaraní y Olimpia. Volvieron Bonet, Leo Cáceres y Pereira en defensa, y el equipo lo sintió.

El gol tempranero del equipo charrúa se originó en el vacío que dejó "Palito" y la "siestita" del capitán azulgrana en el área propio, dejando cabecear tranquilamente al volante violeta Maximiliano Cantera.

El Ciclón tomó el manejo del juego por completo, pero le costó dañar. Cecilio Domínguez insinuó algo de peligro con sus gambetas de siempre por el sector izquierdo, pero no tuvo intérpretes ideales, pues Velázquez estuvo muy estático y Leal muy perdido.

En la complementaria, el equipo paraguayo no perdió el manejo del juego, pero le faltó frescura para sorprender a la doble línea de cuatro que puso Fénix. Al cuadro charrúa le bastaron algunas aventuras de Estoyanoff y pelotas largas para el canadiense Cavallini, que complicó y mucho por el sector derecho de la defensa.

Las dos jugadas más claras para empatar que tuvo Cerro fueron negadas por el portero Denis, que al inicio del segundo tiempo le sacó un cabezazo espectacular a Cecilio y ya sobre el final desvió con los dedos un remate cruzado de Silvio Torales.

Pero el equipo azulgrana no solo perdió el partido de ida, sino también a su mejor hombre: Cecilio Domínguez. El talentoso atacante reaccionó inocentemente ante una patada rival y con la rigurosidad del juez Rapallini, vio la roja directa y se pierde la revancha.

El Ciclón está para remontarlo, pero deberá tomar nuevamente ese ánimo y entusiasmo demostrados en el superclásico.

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