La armoniosa melodía de un tocadiscos; el despreocupado sujetar de un volante de los '80 o sentir el viento sobre una vespa. Un retorno al pretérito imperfecto del modo indicativo, a lo que ya fue pero que para muchos sigue siendo.

Por: Micaela Cattáneo

Desempolvar el álbum familiar, observar las fotografías que mantienen el amarillo viejo de los recuerdos y sentir el añejo aroma de los años que pasaron. Nuestros padres saben de estas sensaciones, las vivieron en su época y las abrazan hasta ahora. Inmersos en un rincón de la casa, abren el baúl de los objetos antiguos, de donde el pasado nunca se ha ido.

Dentro de ese baúl hay un tocadiscos, el cual inmediatamente nos permite rememorar la escena de la película en donde Tim Robbins y Morgan Freeman tenían Sueños de Libertad (1994), desde una prisión de los Estados Unidos. Allí Andy, personaje protagonizado por Robbins, encuentra este reproductor y, sin pensarlo mucho, comparte el sonido por toda la cárcel asegurándose de que todos los presos lo escuchen, como símbolo de su rebeldía ante el régimen cruel que predominaba en ese lugar.Foto: Gentileza

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Asunción conoce un tocadiscos igual, pero uno que lleva el sello de los años '50 y que pertene a Carlos Villagra; un auténtico coleccionista de vinilos. Cada vez que encuentra un equipo antiguo le dedica el tiempo necesario para traerlo a la vida, y no le resulta complicado porque desde hace tiempo se dedica a la electromecánica.

Su amor por los vinilos y las máquinas que la hacen sonar nació con su padre, cuando éste llegaba a la casa luego de una larga jornada de trabajo en uno de los periódicos de la época. Su antesapasado encendía el tocadiscos, creando espacios donde las canciones clásicas, instrumentales y rítmicas tenían un lugar privilegiado.

Carlos trae a la memoria algunos instantes de su infancia, en donde su padre le explicaba cómo debía tratar cuidadosamente a cada vinilo. "Me di cuenta que son formatos duros, en cuanto al tacto y a la seguridad que requieren. He encontrado discos de más de cuarenta años y que al colocarlos siguen funcionando", comentó.

Para él mantener el valor de los objetos antiguos implica compartir más tiempo con las personas que te rodean. "Antes si querías grabar música en un casete para alguien, tardabas casi una hora, tiempo que también dedicabas a la persona que te lo pedía. Hoy en tres minutos podés grabar música en un pen drive y quizás la persona ni lo escucha" cuenta Villagra afirmando que la tecnología vino a romper esa comunicación cercana, desconectando cada vez más a la gente.Foto: Gentileza

A toda marcha Sí, esta frase te suena porque es una de las última películas donde aparece Herbie, un Volskwagen Escarabajo del año 1963 que conquistó al séptimo arte. Sin embargo, no fue el único vehículo que dio que hablar tras su aparición en la pantalla grande; así también recordamos al Aston Martin DB5 1963 de James Bond, al Cadillac Miller-Mereor 1959 de Cazafantasmas I y II o al Ford De Luxe 1948 que transportaba a los personajes de Grease.

De autos antiguos sabe a la perfección un coleccionista llamado José Zanotti, quien cuenta con más de veinte automóviles de épocas pasadas. El primero de ellos es un Ford del año 1928, un regalo que su padre le había hecho a él y a su hermano al terminar la secundaria, en la década del '70 aproximadamente. Durante toda su carrera universitaria utilizó este auto para transportarse del centro de la capital a su casa; ya que también es abogado, y en ese entonces la Facultad de Derecho no estaba en Trinidad.

Además un Mobile Hub de 1929 se dejaba ver en su extenso galpón, y él recuerda que en este auto llegó vestida de blanco una de sus hijas antes de entrar a la iglesia para casarse. Mientras que su hijo, eligiendo una aventura diferente para su matrimonio, optó por la vespa modelo 59 que también forma parte de su basta colección.

A lo largo de su vida sumó kilómetros en sus autos antiguos recorriendo algunos puntos del país, porque su pasión está en coleccionarlos "no sólo para mirarlos, sino también para hacerlos funcionar". Todo ese amor por los objetos del pasado lo transmite a sus siguientes generaciones, tal es así que su nieto de dos años reconoce los colores y las marcas de cada uno de ellos.

"Los autos antiguos representan la historia de un país, porque a través de los distintos modelos y años de vehículos. los jóvenes pueden imaginarse lo que significaban para la época", respondía Zanotti, sobre la importancia de mantener los recuerdos materiales del pasado.Foto: Gentileza

Amar lo que dejó el pasado no sólo es tener una aficción por objetos que en la actualidad son poco comunes, es también poder reunir los valores históricos que los encierran y los momentos en los que fueron utilizados. Se trata de convertir experiencias en anécdotas que permiten coleccionar sueños atemporales, y sólo nuestros padres pueden dar fiel testimonio de ello.

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