Un proyecto impulsado por Interfisa Banco y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el respaldo del Viceministerio de Mipymes y el Centro de Importadores del Paraguay, apunta a beneficiar a unas 1.200 mujeres líderes en pequeñas y medianas empresas.

La intención es concretar 600 capacitaciones intensivas de mujeres que trabajan en este sector de nuestra economía y conceder 600 créditos diferenciados, según explicaron los organizadores. Existe un presupuesto de US$ 1.000.000 para esta iniciativa que viene a sumarse a otras que en los últimos tiempos tienen como protagonistas a las mipymes.

Este proyecto tiene el valor adicional de estar dirigido a las mujeres. Según estimaciones recientes, las mipymes emplean a más del 70% de la fuerza laboral ocupada en el país. La presencia de las mujeres en estas iniciativas es con frecuencia mucho mayor que la de los hombres. Las pequeñas empresarias tienen la voluntad de expandirse y afianzarse, pero carecen de las herramientas financieras, legales y técnicas para hacerlo.

El acceso de las mujeres emprendedoras a los programas de capacitación, a los canales de financiamiento y a la incorporación de tecnología son factores que frenan el crecimiento de la economía. Desde el Estado y desde el mismo sector privado es preciso impulsar planes especiales de fomento y promoción de mujeres emprendedoras. Su aporte debe ser apreciado por su valor intrínseco, pero también por su innegable singularidad.

Las mujeres ya no se encuentran solamente en los últimos eslabones de la cadena económica, sino que asumen también responsabilidades de gestión y dirección en un plano de completa igualdad con los hombres. Ya no están relegadas a funciones menores, sino que intervienen activamente en los destinos de la mitad de las empresas que operan en nuestro país.

A fuerza de empeño y dedicación –no pocas veces en mayor proporción que los hombres, considerando las dificultades y las características culturales de nuestra sociedad que deben enfrentar– las mujeres se han ido abriendo paso en la política, la economía y la cultura, ganando cada centímetro de terreno. Sin embargo, esta nueva posición no debe interpretarse tan solo como una conquista sectorial de las mujeres, se trata además de una poderosa inyección de nuevos talentos, de creatividad y sensibilidad a nuestra economía.

El arribo de las mujeres a las más altas instancias de las empresas supone el sustancial enriquecimiento de la calidad de gestión y negociación, la superación de esquemas y prejuicios que atrasan a la sociedad y una ampliación en las miras y estrategias en el sector privado. En definitiva, hablamos de un salto de calidad que, a medida que llegue a las ramas más pujantes de nuestra economía, irá cambiando y mejorando la naturaleza de nuestras empresas.

La mayor parte del empleo en nuestro país es generado por las mipymes. Emprendimientos o firmas de menos de 10 trabajadores abundan en todas las ciudades de nuestro país. Con el adecuado conocimiento de las herramientas científicas de gestión y administración y con la incorporación de tecnología y criterios de mercadeo, este sector tiene un potencial ilimitado y puede constituirse en el protagonista central de la expansión económica que nuestro país necesita.

Su fortaleza como generadoras de puestos de trabajo hacen de las mipymes un elemento central de cualquier estrategia de crecimiento.

A su vez, dentro del sector de las mipymes, las mujeres tienen un rol central, por lo que apostar a su capacitación es también apostar a la expansión de la economía en su conjunto.

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