Para su elaboración se utilizó 32.000 espigas de maíz fruto de aproximadamente dos hectáreas de plantación, y que fueron donadas por productores rurales de distintas partes del país.
De igual manera se usó 200 mil cocos que forman parte del retablo. También se contó con la colaboración de 20 personas para la parte artística, y otras 30 personas que trabajaron a contra reloj por más de dos meses para el montaje del retablo.
La inversión fue costeada por Itaipú Binacional.