Meryl Streep y Tom Hanks bajo la dirección de Steven Spielberg. Irresistible. Más aún si Streep hace de la editora del periódico The Washington Post, y Hanks de su dupla para desafiar el encubrimiento de información del gobierno estadounidense que salió a la luz en la década del 70. En cines el 1º de febrero.

Por: Jazmín Gómez Fleitas
jazmin.gomez@gruponacion.com.py
Gentileza Filmagic
Que tres grandes tengan sus agendas despejadas a corto plazo, no es algo muy común. Ya que para embarcarse en algún nuevo proyecto cinematográfico, los involucrados suelen esperar como mínimo un año hasta empezar un rodaje. Pero con The Post, no fue así. Cuando el guión de Liz Hannah llega a manos de Spielberg, él estaba en el rodaje de Ready Player One (que retrasó a marzo su estreno). "La forma de escribir de Liz, su estudio crítico y, en especial, el retrato que hizo de Katharine Graham (Streep) hizo que dijera: Estaré loco, pero pienso hacer una película justo ahora".

Y todo se resolvió en un día. Con un par de llamadas quedó claro que el rodaje de Ready Player One finalizaba en Italia y que en 11 semanas, estaría de vuelta en Nueva York para arrancar con The Post. Los dos actores que él quería como protagonistas, en el eje de una historia que alberga dentro a muchas otras, también podían. Y todos estaban decididos a avanzar a gran velocidad.

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Así inició el proceso de creación de una historia que se convertiría en un thriller, drama y un estudio del personaje de una mujer que descubre la fortaleza de su voz en medio del caos, por partes iguales. ¿Cuál es el punto focal en ella? Un emocionante relato entre la poco probable asociación de Kathatine Graham (Streep) -la primera editora de The Washington Post- y su editor Ben Bradlee (Hanks). Juntos exponen un encubrimiento masivo de secretos del Gobierno estadounidense que se extendió por tres décadas y cuatro presidentes.

El New York Times fue el medio que obtuvo la primicia y desató un revuelo general al develar los secretos del Pentágono, dando a conocer las diversas decepciones acerca de la guerra mortal en Vietnam que se extendió a los gobiernos de Truman, Eisenhower, Kennedy y Johnson. Se demostraba que el público había sido engañado respecto a las operaciones en Vietnam y que, incluso los militares y la CIA, estaban expandiendo la guerra, aún cuando ellos decían que no. Estos informes del Pentágono, expusieron las decepciones que llevaron a muchos a la muerte.

Sin embargo, The Times no pudo continuar con las publicaciones luego de la primera -publicada el 13 de junio de 1971- porque dos días después, el Gobierno de Nixon pidió a un tribunal federal una orden para detener cualquier publicación del periódico, argumentando que pondría en riesgo la seguridad nacional. Y su pedido fue aceptado.

Es tras la prohibición que The Post compite por el acceso a los documentos. Hasta entonces, su reputación estaba rezagada frente a la de abordaje más nacional del New York Times. Además, su editora era inexperta, había ascendido al cargo por legado familiar y el diario se estaba desangrando, a punto de salir a oferta pública de acciones para seguir siendo solvente. Tenía mucho que perder si el riesgo tomado los sepultaba.

Detrás de escena, Spielberg se reúne con un equipo de galardonados colaboradores que incluyen al cineasta Janusz Kaminski (Salvando al soldado Ryan; La lista de Schindler), el editor Michael Kahn (Minority report, En busca del arca perdida), el diseñador de producción Rick Carter (Inteligencia artificial, Forrest Gump) y el laureado compositor John Williams (con el récord de mayor nominaciones al Óscar para una persona viva, sumando 51).

El nacimiento del guión
The Post es el debut de la guionista Liz Hannah, quien vivió gran parte de su vida fascinada por la historia de la legendaria editora del diario: la primera mujer en dirigir una importante organización de noticias a nivel nacional. Le impresionaba cómo Graham pasó de heredera de un diario a pique, a una verdadera líder entre los periodistas.

Quizá, el momento decisivo de la vida de Graham fue cuando intencionalmente decide arriesgar su carrera -y empresa familiar- para continuar con la publicación de los Informes del Pentágono, después de que un tribunal le ordenara al Times que se detuviese. Una historia de personajes complejos y resquicios propios de una historia de espionaje.

Hannah había leído la autobiografía de Graham, Personal History, pero no se convencía del todo a escribir una biografía novelada. "No fue hasta que leí las memorias de Ben Bradlee y conocí la decisión trascendente de publicar los Informes del Pentágono que decidí avanzar. Decidí contar la historia de ellos dos, en el contexto de Graham con el curso futuro de The Post. Había tanto drama y riesgos que la narrativa simplemente fluyó", explicó la guionista.

Para Spielberg, que ya tenía una fascinación por momentos de transformaciones históricas como lo evidencian El Imperio del Sol, La lista de Schindler, Munich, Lincoln y Puente de espías, fue una atracción inmediata. "Con muchas de las películas históricas que he realizado, las personas involucradas ya no están vivas. No hay nadie a quien podía entrevistar. Pero para esta película, pudimos aprender de personas que formaban parte de la extraordinaria época de 1971. Nos beneficiamos al conocer a Don Graham (hijo de Katharine), su hijo Will, Lally Weymouth (ex editora del Post), así como Daniel Ellsberg (la fuente que dio a conocer los Informes) y los principales de una era que cambió el curso de la historia. Fue maná del cielo poder sentarse en una sala y hablar con las personas que estuvieron allí", relata.

Al equipo, Spielberg sumó al guionista ganador del Oscar por Spotlight, Josh Singer, para ayudar a expandir el guión de Hannah. "Le envié el material y Josh realmente respondió al guión de Liz. Tuvimos muchas conversaciones juntos y leímos los libros de Graham y Bradlee, y nos encendimos respecto de las posibilidades de hacia dónde podía ir esta historia. Josh hizo una investigación tan profunda en tan poco tiempo. Nunca vi nada como eso y pienso que en parte se debe a que él estudió Derecho", señala el director.

Singer mantuvo la relación de Graham y Bradlee en el centro de la escritura. "Su evolución es la pieza central de la historia y la forma en que Liz la escribió, era honesta y real. Su lazo es en cierta forma como un matrimonio joven. Ben y Kay han trabajado juntos durante cinco años, pero hasta ahora nunca enfrentaron ninguna dificultad grave. Ahora enfrentan su primera gran prueba y se exigen hasta el punto en que sientes que van a flaquear, y lo que es maravilloso de ver, es que en cambio salen fortalecidos", señala.

Para hacer un trabajo aún más completo, el director involucró además a un conjunto de asesores técnicos. El jefe de ellos era Steve Coll, veterano del Washington Post durante 20 años, que trabajó como reportero y editor en jefe, actualmente escritor del New Yorker y decano de Columbia School of Journalism. Participó además Len Downie, el editor de The Washington Post a cargo de Bradlee y quien lo sucedió como editor ejecutivo en 1991; Andrew Rosenthal, ex director de página editorial de The New York Times e hijo de Abe Rosenthal, y R. B. Brenner, un ex editor de The Post y ahora director de la Facultad de Periodismo en la Universidad de Texas.

Es Coll quien agrega: "No puedo pensar en nadie mejor que Meryl Streep. Oír su voz, verla caminar me trajo a la Sra. Graham de vuelta a la vida. Y Tom Hanks no solo hace el papel, él ha internalizado la forma de caminar, reaccionar y bromear de Ben". A lo que la productora Amy Pascal indica: "El primer día que Tom, y luego Meryl, entraron en el escenario de la sala de redacción, a todos se les cayó la mandíbula porque se habían convertido totalmente en Kay y Ben".

Una pionera
Graham se convertiría en una de las mujeres más influyentes de Estados Unidos, una mujer que inesperadamente rompió el techo de cristal para convertirse en la jefa del imperio de medios The Washington Post Company, que luego mostró su voluntad de convertirse en la gran dama del periodismo de investigación. Pero en la época de los Informes del Pentágono, ella todavía estaba aprendiendo cómo actuar como la única mujer con un asiento en la mesa en una época en la que las periodistas no tenían mucho acceso.

The Washington Post había pertenecido a la familia de Graham desde 1933, cuando su padre -el financista Eugene Meyer- lo adquirió. En 1946, Meyer fue sucedido como editor por el esposo de Katharine, Phil Graham, que destacando las noticias de investigación, hizo crecer al diario a uno de talla nacional. En 1963, cuando Phil se suicidó después de una grave depresión, le dejó el diario a Katharine, por entonces una mujer de 46 años y madre de cuatro hijos.

Si bien amigos y expertos le rogaron que permitiera que alguien con más experiencia dirigiera el diario, Graham asumió el desafío, diciendo que ella quería hacerlo por sus hijos y el legado de la familia. Ella se había dedicado a sus hijos hasta ese momento y no había ejercido el periodismo, era ama de casa. "Ella estaba fascinada cuando su padre le dio el diario a Phil y pensaba que su padre había tomado una decisión brillante porque Phil era muy inteligente. Ella menciona esto en su autobiografía. Adoraba y respetaba a su esposo y es por eso que pensó que tratar de seguir sus huellas era la decisión correcta a seguir", explica Spielberg.

El hijo de Graham, Don Graham, que sirvió en Vietnam y ahora es presidente de Graham Holdings Company, afirma: "Mi madre pensó en su padre, pensó en su esposo y decidió que intentaría dirigir el negocio, el diario al que ellos habían dedicado tanto esfuerzo. Lo central sobre mi madre fue cuán insegura era, algo que debo decir, Meryl Streep capta a la perfección. Muchos CEOs y editores de diarios son bastante engreídos. Puedo citar nombres y lugares, pero Kay Graham era siempre el capitolio mundial de la inseguridad".

Ella misma lo escribió en su autobiografía: "A veces realmente no decides, simplemente avanzas, y eso es lo que hice, avanzar a ciegas y mecánicamente hacia una vida nueva y desconocida".

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