Caacupé se presenta siempre como una gran oportunidad de venta para muchas familias. Sin embargo, en varias ocasiones muchos adultos utilizan a menores para trabajo callejero, principalmente en la venta de objetos. El programa Abrazo trabaja desde ayer buscando evitar la explotación infantil durante la festividad mariana.
Por Aldo Benítez, enviado especial
Impresiona la cantidad de niños que corren o juegan en los alrededores del Santuario de Caacupé. La mayoría llega acompañando a sus padres, abuelos, hermanos o de algún familiar mayor de edad. Pero también están los otros menores. Los que cargan con velas, caramelos y ofrecen al peregrinante que va llegando. Aquellos niños que, en lugar de estar jugando como los demás, están trabajando.
Para buscar erradicar este tipo de explotación infantil, el programa Abrazo, dependiente de la Secretaría de la Niñez y Adolescencia (SNNA), se instaló con un stand en la plaza Tte. Fariña, detrás del Santuario, en donde ofrece un lugar de esparcimiento y recreación para los niños, principalmente, para aquellos que están en situación de vulnerabilidad.
“Para nosotros, cualquier trabajo infantil en espacio público está prohibido. Por lo tanto, lo que venimos a hacer aquí es tratar de ubicarnos para tener visibilidad. Si encontramos niños los traemos acá o a nuestros dos centros que habilitamos por el operativo Caacupé” explica Lourdes Fernández, de la dirección del programa Abrazo.
Esta tarde, decenas de niños, mayoría de pueblos originarios, jugaban con crayones y pintando en hojas blancas. Se divertían. Los que sabían, escribían sus nombres y mostraban a los trabajadores del Programa. Los mínimos ejercicios son juegos que le ayudan a entrenerse. Son ejercicios mínimos que ayudan a recordarles que ellos son niños.
Abrazo tiene dos centros de atención en Caacupé. Allí atiende casos de niños explotados o causas que apunten a cualquier tipo de abuso contra menores. “Tenemos capacidad incluso para hacer que duerman en el lugar con familiar o algún responsable” explica Fernández. Añade que, de pronto, los centros sirven para darles alimentación, un poco de contención y hablar con sus padres para ver la situación que atraviesan por eso están recorriendo las calles vendiendo objetos.
“Si encontramos a algún niño trabajando o nos acercan una denuncia, automáticamente articulamos los mecanismos de protección. Se hace llegar el caso a la fiscalía, a las Codenis, que se encargan del proceso judicial” indica Fernández. Actualmente, 85 funcionarios del Programa Abrazo están trabajando dentro del operativo Caacupé. El objetivo es, por lo menos, reducir la cantidad de niños que son explotados laboralmente en estos días de festividad.