En el artículo del New York Times (NYT) se describe varios luga­res de Asunción y menciona a la capital paraguaya como una ciudad fascinante y poco visitada. Así como también todo lo que puede apreciarse en un recorrido inolvidable de 36 horas. "Un lugar de viejos edificios en descom­posición y aceras despare­jas, trozos de guaraní mez­clados con el español, y una reciente infusión de cosmo­polita fresca visible en cafe­terías y hoteles", refiere.

Señala que si un turista desea buscar restaurantes que no cambiaron en 50 años lo encontrará en Asunción. "Ya sea que busque restaurantes retro que no hayan cambiado en 50 años, donde los lugare­ños comen guiso de pescado y mandioca en muchas for­mas, o galerías innovadoras y almuerzos de estilo ame­ricano, lo encontrará aquí", destaca el material publicado por el New York Times.

Asimismo menciona el período de la dictadura estro­nista y un recorrido realizado por el Museo de la Memoria. "Ubicado en un edificio sin importancia que alguna vez fue un centro de detención y tortura por la dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989), sus carteles y exhibiciones están en espa­ñol, pero las fotos e instru­mentos de tortura: látigos, máquinas de electrochoque, herramientas para sacarse las uñas, hablan por sí mismos, al igual que la fea evidencia de la colusión estadounidense", indica.

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MERCADO CUATRO

Si el turista desea realizar compras puede pasar por el Mercado Cuatro. "Labe­rínticos callejones llenos de puestos de venta de zapatillas falsificadas, juguetes y cual­quier otra cosa que pueda necesitar: este extenso mer­cado, el Mercado Municipal (Mercado Cuatro), es un lugar para explorar durante horas y horas. Encontrarás puestos de verduras apiladas, aten­didos por mujeres que cor­tan los granos de mazorcas de maíz o ajo pelado, y pues­tos de comida ahumada que sirven salchichas a la parri­lla. Deténgase en una de las mesas cubiertas con paque­tes de hierbas frescas y secas. Estos son yuyos, hierba medi­cinal; dígale al vendedor qué le aflige, ya sea un estómago inquieto o un dolor de cabeza, y macerarán las hierbas apro­piadas con un mortero", refiere.

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