Luego de una breve revisión de la actividad bancaria al cierre del año, el Presidente de la Asociación de Bancos del Paraguay (ASOBAN), destacó los desafíos de cara al futuro próximo.

En la ocasión mencionó que el sector financiero viene acompañando el ajuste importante que se ha dado en el sector agrícola y sectores relacionados desde el 2015 por la caída de los precios de los comodities, que impactó negativamente en los flujos de fondos de algunos deudores del sistema que tuvieron que reestructurar o refinanciar sus compromisos para poder cumplirlos.

Por otro lado, en el 2015 se sanciona la Ley de Tarjetas, cuyos efectos negativos han sido ampliamente expuestos y que ha generado un proceso de exclusión a aquellas tarjetas dirigidas al segmento de menores ingresos y que no se ha logrado revertir. Coincidentemente se sanciona en la ley de presupuesto artículos que obligan a trasladar al Banco Nacional de Fomento los depósitos del sector público y el pago de salarios a empleados públicos.

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Así también se han regulado los tarifarios del sector bancario y se ha fortalecido la defensa de los derechos del consumidor en opinión del Presidente de Asoban muy positivo aunque en algunos casos exacerbando los derechos y promoviendo el incumplimiento de contratos. Finalmente ha vuelto al tapete la presión de sectores campesinos para refinanciar/condonar deudas que tan nefastos han sido para la Banca Pública en el pasado.

Para el Lic. Macchi, la suma de estas situaciones se aproxima a las condiciones previas a los años 90′s donde en Paraguay vivíamos bajo lo que se conoce como Represión Financiera y que fomentara el crecimiento de todo tipo de operaciones fuera del sistema regulado con el consecuente estancamiento de la Banca.

Desafíos

Hoy, el desafío de la Banca regulada está en cumplir su rol sobre la base de cuatro pilares fundamentales; la banca digital, la inclusión y educación financiera; la gestión de riesgos y la prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo; a la par que diversifica el financiamiento en términos de sectores, productos y plazos; todo esto a pesar del escenario descrito como de Represión Financiera mencionada.

El fenómeno actual a diferencia de los años 90′s deriva en el crecimiento de lo que se conoce como Banca en la Sombra; operaciones efectuadas por otros prestadores de servicios que actúan legalmente, pero fuera de la rigurosidad de las regulaciones bancarias.

En nuestro país tenemos a las Cooperativas de Ahorro y Crédito, las Casas de Crédito, las operaciones de crédito directo desde el Instituto de Previsión Social, las operaciones de financiamiento vía Bolsa de Valores, el negocio de giros y billeteras electrónicas de las Telefónicas, las redes de cobranza y las más recientes; las conocidas como Fintech o Bigtech (empresas de tecnología que incursionan en servicios financieros en distintas modalidades).

Ante esta realidad que es la misma en la mayoría de los países y continentes, cabe mencionar, entre las distintas iniciativas regulatorias, las directrices del Banco Central Europeo que propone, para el caso de las FINTECHs:

-Igual regulación para igual servicio, sin importar qué tipo de institución lo preste.

-Neutralidad Tecnológica, el regulador no debería inducir a los operadores a optar por tal o cual tecnología.

-Enfoque de prevención de riesgos, ante todo tipo de riesgos y sobre todo en lo que se refiere a ciberseguridad.

El sector bancario se prepara para un 2018 donde espera cumplir su rol vital en la sociedad de ser el sistema circulatorio de la economía, a la par que avanzan los ajustes regulatorios que el escenario descrito requiere y que esperamos sobrevengan de la implementación de la nueva Ley de Bancos y de la sanción de la Ley del Banco Central, que necesariamente deberá estar acompañada de la decisión política de impulsar aquellas normas que reencaucen el gran crecimiento de la Banca en la Sombra en desmedro del sistema financiero bancario regulado.

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