A paso lento, con bastón o en silla de ruedas, unos 2.000 abuelos venezolanos desafiaron ayer viernes las barreras y el gas pimienta de la policía en Caracas, para exigir al presidente Nicolás Maduro medicinas y un "mejor país" para sus nietos. Convocada por la oposición, la "marcha de los abuelos", en el este de Caracas y otras ciudades del país, tocó una fibra sensible, la crisis de salud, un día después de que la ministra Antonieta Caporale fue destituida tras divulgar preocupantes cifras oficiales sobre el deterioro del sector.
"No queremos dictadura, sino una vejez digna, medicinas, comida y libertad", dijo a la AFP Lourdes Parra, de 77 años, quien llevaba de capa una bandera venezolana y un letrero que decía: "Esta abuelita está arrecha (enojada) y sigue en pie por su país". La marcha fue bloqueada en una estratégica avenida de la ciudad) por agentes con escudos, lo que originó un forcejo.
Un anciano con gorro de San Nicolás les gritaba: "¡Somos abuelos, déjennos pasar. Respeten, carajo!"
Exaltados, algunos hombres y mujeres mayores lanzaron golpes e insultos. "¿Vas a golpear a tus papás? ¡Somos una pila de viejos!", gritaron algunos a los policías, que dispersaron gas pimienta para hacer retroceder a la multitud.
Pero el gobierno realizó también una concentración de adultos mayores en el centro de Caracas, que encabezaban dirigentes del gobierno.
Los abuelos insistieron en marchar hacia la sede de la Defensoría del Pueblo, pero las protestas opositoras, que desde el 1 de abril dejan 38 muertos, no han logrado llegar al corazón de la capital, donde está el palacio de Miraflores. "Esto es horrible, no tienen compasión ni de los viejitos", dijo a la AFP Sandra Franchi, de 65 años, quien se limpiaba la cara con un pañuelo los restos del gas pimienta.Con unas cajas de medicamentos vacías, Carlos Rivas, de 67 años, estaba en la primera línea de la marcha: "No tengo medicinas y la pensión no me alcanza para nada", dijo a la AFP.