Por Luis Ríos Florentin

Jazmín Stuart es una actriz, directora y guionista argentina. Participó de exitosas tiras en el vecino país como “Verano del 98” y “Son Amores”. Llega a Paraguay para brindar un taller en el que brindará herramientas para estos tres elementos que componen el mundo audiovisual. En esta nota destaca el rol que debe tener el director en función de obtener lo mejor de su equipo de producción y de los actores.

“De la Corazonada a la Acción” se denomina este curso que se desarrollará el 2 y 3 de diciembre en la Universidad Columbia, de 14 a 20 horas. Está dirigido a actores, directores y guionistas de cine y teatro. No importa si cuentan con experiencia. El requisito es querer expandir la creatividad para la construcción de una pieza de ficción.

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El manejar estos tres ejes le permite a Jazmín crear una dinámica de trabajo más fluida y más ‘solidaria’. “Dirigir me da muchas herramientas para actuar y viceversa. Creo que poder cubrir ambos roles me permite tener una mirada más global de lo que está ocurriendo en la escena”, comienza explicando la multifacética mujer de cine y teatro.

Aunque esté actuando puede detectar un encuadre, los movimientos de cámara o la totalidad de los planos que compondrán la situación. “Tengo la posibilidad de preguntar con qué lente va mi toma y así entender lo que debo transmitir con más precisión”, agrega.

Stuart destaca que es un error muy común de un director tenerle miedo al actor.

Cuando se encuentra en la silla del director, su experiencia como intérprete le ayuda a comprender los procesos internos de los actores. “Los factores que pueden colaborar para que logren entregar su máximo potencial y trabajar con ellos en lo más artesanal de su labor”, precisa.

Cuando dirige y actúa al mismo tiempo fluye de una óptica a la otra con comodidad. “Este triple rol de actriz, guionista y directora es algo que me llevó tiempo y trabajo y que pude poner en práctica recién después de varios cortos y dos largometrajes como directora”, advierte para que se entienda que esto es algo que se aprende y perfecciona con la práctica.

El guión

Durante su estadía en Paraguay también dará ejercicios y claves para detonar la escritura desde lugares innovadores para construir el guión. “Estos ejercicios pueden ser de gran utilidad, además de guionistas, para actores y directores de cine, de series o de teatro, porque trabajan la parte autoral que está presente en los diversos roles creativos de cualquier relato escénico y audiovisual”, sostiene dándole mayor importancia a los cursos que dictará.

Stuart hace hincapié en los recursos para las diferentes etapas del desarrollo de un guión. Ella combina ejercicios para la sensorialidad y la imaginación. Lo que denomina como ‘disparadores de ideas’, que a su vez se ayudan con recursos de estructura, ritmo y diálogo para encontrar el dispositivo narrativo más potente para esa idea específica.

Stuart relata que este es un proceso largo, de muchas reescrituras y correcciones, en el que uno puede optar por dar su guión a leer a colegas de confianza o a algún ‘script doctor’, para obtener un feedback que ayude a soltar el material que no sirve y poder ajustar la estructura y el ritmo.

“Las películas atraviesan muchas instancias de edición, y ésta es la primera. Creo que los guiones deben esculpirse como quien rompe la roca hasta encontrar la forma que yacía escondida en su interior”, conceptualiza.

“Tuve la suerte de formarme con diversos maestros que plantean distintas aproximaciones, y logré hacer una combinación de las herramientas que más me funcionaron”, agradece.

“Además de escribir mis propios guiones, me resulta muy interesante desarrollar guiones para otros directores, porque me hace ejercitar la escritura adaptándome a otra mirada. Cada guión tiene sus necesidades y su identidad”, destaca la intérprete.

El rol del director

Para Jazmín Stuart es un error muy común de un director tenerle miedo al actor. ¿Por qué? Porque el director teme no ser comprendido, teme exigir demasiado o soltar demasiado el timón. Cuando eso sucede, el actor lo percibe y empieza a levantar la guardia y a sentir que no va a tener contención.

A su criterio, el director debe trabajar, investigar y formarse como director de actores. De esa forma perderá ese miedo y sabrá acompañar a su elenco con confianza y seguridad. “Hay muchas maneras de entrenar esto. Una de las primeras cuestiones es entender que cada actor es distinto y por lo tanto, sus necesidades son únicas. Es un tema extenso, que afortunadamente se puede trabajar”, resume Stuart.

La misma puntualiza que un director no debería necesitar levantar la voz pero a veces las circunstancias apremian. Si el director no tiene un asistente o un productor que mantenga el ritmo del set, tiene que poder transmitir a su equipo las urgencias y límites del rodaje.

El trabajo de supervisión de todas las áreas es fundamental sostiene Stuart. (Foto Divulgación)

“El enemigo número uno de una película es la falta de tiempo. Cuando se está terminando la jornada y quedan planos por filmar pero no hay posibilidad de hacer horas extras. También cuando se está yendo la luz solar y la escena debe ser diurna. A mi parecer, esa sería la única instancia en la que un director podría levantar la voz: para transmitir urgencia y salvar el resultado final”, remarca.

Este vínculo (actor/director o director/actor) más el acople de un guionista, son relaciones en donde el tiempo compartido y la comunicación son fundamentales. Para Jazmín, si el entusiasmo es genuino en las tres áreas hay más garantías de llegar a buen puerto.

“El cine es un universo compuesto por muchas subjetividades, que se apoya sobre materia sensorial y emocional. Las sutilezas que lo habitan necesitan empatía y dedicación para poder plasmarse en el resultado final”, retrata.

Quién es Jazmín Stuart

Ella estudia actuación desde los 12 años. A los 20 se graduó en la carrera de dirección cinematográfica. Tenía las herramientas necesarias y decidió comenzar una carrera televisiva porque en esos años la industria del cine en Argentina no daba muchas opciones a nuevos directores.

“Me pareció buena idea aprender el oficio desde adentro de otro medio, observando la dinámica del set, aprendiendo de lo bueno y de lo malo de los directores”, recuerda. Así fue como se entregó seis años ininterrumpidos en televisión.

En ese tiempo llegó a interpretar a Paula Ibarra, una joven que llega a Costa Esperanza (lugar donde se desarrolla la telenovela) junto a su hermano a vivir a la casa de un tío. Se enamora de Juan, convirtiéndose en su gran amor. Se enferma de leucemia y muere a fines de la primera temporada de la tira.

Nacida en la fama con "Verano del 98", hoy Jazmín Stuart goza de su éxito.

“Esta fue una etapa de fogueo como actriz para mí y la valoro por eso. Recuerdo a Verano del 98 como algo impactante. Sobre todo cuando viajábamos a otros países y descubríamos que el fanatismo por el programa trascendía límites geográficos de manera tan amplia”, destaca.

Si bien Stuart no tiene un análisis particular del fenómeno de esta telenovela, cree que el público adolescente de todas las épocas siempre busca identificarse con algo y “Verano del 98” fue lo que resonó en su momento.

Pasó el tiempo y Jazmín se sintió ‘aplastada’ por la rutina de una tira diaria. Empezó a ser más selectiva y priorizar unitarios de Tv, teatro y cine. Así llegó a hacer “De la cama al living”, “Historias de Sexo de Gente Común”, “Conflictos En Red”, “Al límite” y “Mujeres asesinas 2”.

A la vez, retomó la escritura, dirigió cortos, una obra teatral y dirigió su primer largometraje; “Desmadre”, en 2012. “Desde ese entonces, combino mi trabajo como guionista, actriz y directora, principalmente en cine. Pero la televisión me parece un medio potencialmente interesante que puede ser bien aprovechado, si se busca calidad”, señala.

Actualmente, Jazmín Stuart se encuentra editando “Recreo”, su tercer largometraje. Al mismo tiempo, está puliendo el guión de su próxima película y buscando financiación para una serie que escribió.

La actriz y directora estará en Paraguay dictando un taller de guión, actuación y dirección de cine el 2 y 3 de diciembre en la Universidad Columbia, de 14 a 20 horas. Las inscripciones pueden hacerse al (0981) 138-970 o al correo: talleresdecinaparaguay@gmail.com. La inversión para los interesados es de 700.000 guaraníes.


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