Por Laura Morel/@Srta_Lau
En febrero pasado conocimos a Karina Molinas y Diego Píris, dos atletas que decidieron desafiar a su propio cuerpo para pasar de las competencias “normales” de velocidad y corta distancia y las “ultra” competencias.
Con la mira puesta en el Spartathlon, una tradicional prueba en la que se deben recorrer los 246 kilómetros que unen a las ciudades griegas de Atenas y Esparta, los paraguayos dejaron de ser protagonistas de las carreras que ya son todo un clásico en las calles de Asunción.
Se volvieron ultramaratonistas y comenzaron a correr pruebas en las que las distancias mínimas son de 50 kilómetros (la maratón es de 42,195km) y el tiempo mínimo de 6 horas. A partir de allí, los atletas desafían a las competencias de 100 kilómetros, 180, 246; 12 horas, 24, 48 y ¡hasta 6 días!
En el ultramaratón internacional de San Pedro, realizado a finales de marzo pasado en Buenos Aires, Argentina, Molinas y Píris fueron con el objetivo de alcanzar 171 kilómetros ella y 181 él, en las 24 horas que duraba la competencia, para clasificar al Spartathlon.
La paraguaya, que llegaba con el récord nacional de 12 horas a cuestas, consiguió el objetivo en el primer intento. Su compañero tuvo que abandonar cuando llevaba recorridos 80 kilómetros, por fuertes dolores en la rodilla que le impidieron seguir.
Hoy, con Karina Molinas ya clasificada al Spartathlon, Diego Piris va por su tercer intento de sumarse a ella en esa que será la histórica e inédita presencia de representantes paraguayos en la prueba ultra más representativa y mística del mundo.
Por eso fueron hasta la ciudad brasileña de Passa Quatro, en el estado de Minas Gerais, donde mientras Piris buscará completar los 181 kilómetros en 24 horas y Molinas pondrá a prueba la resistencia de su cuerpo corriendo 270km en 48 horas. ¡Sí! ¡Correrá durante dos días!.
“Siempre apuntamos al Sparthatlon. Ya tengo la marca, que gracias a Dios se me dio en la primera oportunidad, pero no siempre basta, no puedo dormir sobre los laureles. Estaba convencida de que correría las 24 horas junto a Diego, pero mi entrenador me insistió, dijo que estaba preparada y que tenía que pasar al siguiente nivel”, comienza explicando Karina, respecto a la decisión de haberse inscripto para correr durante dos días.
“Serán 48 horas en competencia y mi objetivo es volver a meter una marca más para el ‘Sparta’, que es de 270 km en ese tiempo. No afecta mi clasificación si no lo llego a hacer, pero sí tendría más peso y, en mi carrera como ultramaratonista, también sería escalar un nivel más”, agrega.
Es que así de desafiante es la plusmarquista nacional en esta modalidad. Tanto que incluso pensó en correr este ultra imaginando las 36 horas que deberá completar en Grecia, “como un entrenamiento”, hasta que su entrenador le dijo “No”. “Hay mucha gente que quiso hacerlo y se aceleró, porque como la competencia es de 48 horas y tenés que administrar tu organismo para ese tiempo, encarando las 36 horas vas a quemar todo antes sin poder terminar las 12 horas restantes. Entonces, me dijo que me saque de la cabeza esa idea, que está seguro que voy a meter 280km. Yo, con 270 ya voy a ser feliz”, agrega sonriendo.
Para Diego Piris, la situación es diferente, aún no puede darse el lujo de "solo" poner a prueba su cuerpo, de entrenarlo, desafiarlo a una distancia y tiempo mayor. El va por la clasificación y, en esta ocasión, plenamente preparado.
“Vamos por la tercera oportunidad del año. En las dos primeras no se dieron. En San Pedro por la rodilla y en Formosa porque me ganó la ansiedad y cometí el error de salir más rápido de lo que debía, lo que hizo que a partir del kilómetro 50 ya sintiera calambres. Ahora venimos bien, mucho más maduros, con mucho aprendizaje y experiencia encima”, explica.
Otra situación que tiene bastante confiado a Píris es que no arrastra ninguna lesión, pese a que esta vez realizaron un entrenamiento de preparación mucho más intenso que para las competencias anteriores. “Consultamos a nuestro entrenador el porqué de eso y nos dijo que estábamos para más, que se dio cuenta que nuestro físico aguanta todo y que por ello había que seguir desafiándolo, porque además esta sería ya una previa al entrenamiento de nueve meses previsto para ‘Sparta’”, indica.
Diego piensa en los 180 kilómetros que tiene enfrente y no duda en asegurar que llega “con tanta seguridad” que en su mente ya tiene planificado correr 45 kilómetros cada seis horas. Pero, al igual que a Kari, el entrenador Fabián Duarte también le dijo “que no piense en eso”. “Pero no se me sale de la cabeza, porque venimos bien, con la cabeza bien trabajada y el físico también, confiados en que vamos a traer esa marca para cerrar un año perfecto”, confiesa.
Un entrenador que todo lo ve
Según manda la tradición del Spartathlon, toda persona que corre esa dura prueba y la termina tiene como desafío elegir luego a un atleta al que entrenar para ese mismo evento. “Siempre pensamos con Kari que fuimos nosotros quienes elegimos a Fabián, pero fue él quien nos eligió. Un día nos contó que tras ser ‘finisher’ del Sparta, el señor Gerardo Ré, quien lo había entrenado, le dijo que lo eligió para correr y que ahora él debía elegir a su sucesor, que debía prepararlo para llegar a Grecia. Fabi nos dijo que nos eligió porque nos vio con la cualidad física y humana necesarias”, recuerda Diego.
Y si hay algo que como entrenador el argentino hace muy bien, es motivar y desafiar a sus pupilos. La confianza que tiene puesta en ellos hace que no puedan decir no a las pruebas que les pone enfrente.
“Siempre le pregunto a Fabi porqué confía tanto en mí, y él me dice que a mí se me dio todo en la primera vez, que lo que conseguí es muy difícil y que la vida me está regalando esta oportunidad, la cual no debo desaprovechar sino ir creciendo”, comenta Karina, quien ya corrió 6, 12, 24 y ahora va por las 48 horas, con su entrenador al lado y ya imaginando un siguiente nivel.
“Después viene el ultra de seis días, eso me va a faltar me dice. Y yo ‘¡Ay no, Fabi!’”, relata sonriendo, para luego reconocer que “conste que yo le decía: nunca voy a correr 48 horas, no me cabe en la cabeza. Pero él me dice que estoy lista, que tengo la cabeza y el físico para hacerlo. Él es quien cree en mí, porque ni yo estoy creyendo”, agrega soltando una carcajada.
“Nosotros mismos a veces nos ponemos límites, pero en los entrenamientos nos damos cuenta que se puede más. Es lo que Fabi siempre nos dijo, que nosotros ya estábamos para hacer estas marcas, para correr pruebas que nunca pensamos que íbamos a poder. Es el destino. Cada persona tiene uno y Dios puso en nuestro camino a Fabián, quien parece que tiene razón siempre que nos ve, porque consigue convencernos, nos dice: pueden más. Y apretamos, y se puede”, comenta Diego.
Ultrasolidaridad
Quien alguna vez fue a una competencia de ultramaraton como espectador, probablemente se quedó maravillado no solo con la resistencia de los competidores sino con la solidaridad y el muy buen ambiente que reina en los alrededores del circuito.
Cada competidor tiene a su equipo, ya sea compañeros, amigos o familiares, acompañando y asistiendo al borde de la pista, turnándose para dormir. Pero la asistencia, al final, no solo es para aquel a quien fueron a ver sino para todos los atletas, sin importar que sean “rivales”.
“Acá no existe la rivalidad que de repente ves en otras distancias. Entre todas las personas se ayudan para seguir superando los límites, para llegar al objetivo, lo que impulsa y motiva a seguir”, destaca Diego, recordando que en una oportunidad se encontraron con una donación anónima de bebidas energizantes en su puesto. Consultaron a todos respecto a quién pertenecía, hasta que finalmente descubrieron que se los había dejado un matrimonio de corredores.
Casualmente, Mariza Insaurralde y Nelson García pasaban por el Parque Guasú -donde se realizó esta entrevista- y al ver a Kari y Diego se detuvieron a saludarlos, a desearles el mayor de los éxitos y a asegurarles que estarían, aún en la distancia, alentándolos.
“Lastimosamente vamos a tener un poco lejos una vez más la compañía de los amigos, de los compañeros, pero van cuatro asistentes con nosotros y también va a estar nuestro entrenador, que va a correr las 48 horas con Kari”, resalta Diego, al tiempo que Karina recuerda que es la solidaridad y el aliento de los mismos lo que renueva la energía cuando las piernas ya no quieren responder, “porque son distancias a las que con el físico nomás no vas a llegar. Necesitás más mente y corazón”.
Cambio más que positivo
Cuando Karina Molinas y Diego Píris visitaron La Nación, ya eran dos admirables atletas dentro del “mundo runner” y ultra, pero buscaban una mayor visibilidad, que el país conociera de este deporte, que las empresas les ofrecieran algún tipo de respaldo, porque ellos solo querían representar con altura al Paraguay.
Pasaron nueve meses y mucho cambió desde entonces, considerando que “el ultramaratonismo no tiene el acompañamiento que debería, como ocurre en Brasil o Argentina. Incluso, nosotros nos sentíamos mucho más respaldados por gente de Argentina, de donde es nuestro entrenador”, indica Diego. Hoy, es “impresionante el apoyo que tenemos”, resalta.
Molinas y Piris entrenan en el gimnasio All In, son asistidos en la clínica Mylife y por el Dr. José Acevedo, así como también por el coach Marcelo Barúa. A poco de viajar cerraron contrato con Paresa, cuyo representante, al ponerse en contacto con Diego, lo primero que le dijo fue “¡Ustedes están locos!”. El viaje a Brasil lo pudieron realizar gracias a ellos, como así también a Credicentro, Bureau Consultora, Premier Viajes, y a los aportes y colectas de sus compañeros de Oka Run, además de Francisco y Patricia Ortellado.
“Sí, cambiaron muchas cosas”, reitera Diego con una sonrisa de satisfacción, luego de recordar a todas aquellos que apostaron a este “loco sueño”. “Sin el apoyo y la importancia que nos da La Nación, este viaje no iba a ser posible, porque cerramos los números sobre al hora”, confiesa, reconociendo que de obtener él también la clasificación al Sparthatlon muchas puertas más se les abrirán.
“No queremos ser nosotros nomás, queremos que la gente se sume y que, así como en Argentina, vayan muchísimos competidores, que Paraguay también sea conocido a través del ultramaratonismo. Yo no quiero ser sola, quiero alguna vez ir con cinco, seis compañeras y pelear por nuestro país. Apuntamos a eso, a que sea un equipo Paraguay”, manifiesta Karina.
Por de pronto serán dos. Bueno, una en las primeras 24 horas. Karina Molinas comienza a competir en la mañana de este viernes, mientras que Diego Píris se unirá a ella en la mañana del sábado, una motivación extra que tendrá la paraguaya para seguir la segunda etapa, ya acompañada de su novio.
“Así más o menos pienso, porque cuando pasen las 24 horas ya me voy a entretener con él, porque le voy a mirar cuando está corriendo y no me voy a concentrar tanto en que todavía me faltan 24 horas”, afirma sonriendo. “Hasta eso está en mi cabeza”, agrega, ya que “ese es el secreto” para resistir a tantas horas en pista: “buscar la manera de engañar a la cabeza”.
Para seguir la marcha de los paraguayos en el evento que se realiza sobre al pista de atletismo (400m) del colegio São Miguel de la ciudad de Passa Quatro (Minas Gerais), pueden acceder al link de Ultra Runner Eventos.