"Nos vestimos de hombre para que nos hagan caso". Portando un cartel con ese mensaje ingresaron este domingo las jugadoras del club Sportivo San Lorenzo a la cancha de Humaitá, donde enfrentaron al conjunto local por la octava fecha del torneo Apertura de fútbol femenino.
Pero ese no fue el único mensaje. "No hacemos fútbol hace dos meses", "Esta directiva no respeta acuerdos" y "Exigimos el aporte de la APF que nos pertenece", fueron algunas de las frases que se leyeron.
El equipo juvenil, que también ingresó portando carteles, entre los que decían "No a la discriminación" o "Basta de machismo", incluso realizó una sentata al inicio del partido. La cual demostró la total falta de solidaridad del conjunto local, que aprovechó para anotar un gol.
El motivo de la revuelta
Pero, ¿a qué se debió toda esta manifestación? En declaraciones a La Nación Digital, la capitana Johana Benítez explicó que las futbolistas decidieron tomar esta postura como último recurso para intentar que la comisión directiva del club San Lorenzo responda a sus reclamos.
"No contamos con infraestructura para entrenar. No tenemos cancha para jugar, no nos dan agua ni tenemos atención si acaso alguna compañera se lesiona. La APF designa un monto para solventar los gastos y ese dinero no nos dan", comienza denunciando.
Según afirma, el monto que la Divisional de Fútbol Femenino de la Asociación designa a cada club es de 15.000.000 millones de guaraníes para cada torneo (Apertura y Clausura), en el que como mínimo todo equipo disputa 11 partidos.
Pero de ese monto el Departamento de Fútbol Femenino de San Lorenzo, dirigido por Marta Brítez, solo recibió la suma de 2 millones para todo el Apertura. "Cuando nos comentaron que no nos iban a dar el dinero, el tesorero le dijo a nuestra coordinadora que era porque había una demora, ya que el síndico no presentó la facturación a tiempo", explica Johana.
2 meses sin entrenar
San Lorenzo se había ganado el derecho de disputar el torneo de la APF tras conquistar el triangular preascenso en el que obtuvo sendos triunfos por goleada. Sin embargo, en el Apertura, solo conoce de derrotas por abultado marcador.
Hoy se entiende que, en cierto modo, eso se debe a que el equipo dirigido por José Miguel Giménez ni siquiera puede entrenar en las condiciones necesarias.
Así intenta resumir la capitana toda la odisea de intentar entrenar: "Para el triangular hacíamos fútbol en la cancha de Ingeniería UNA, porque tenemos una compañera que estudia allí. Pero como ellos también están con sus torneos, ya no nos pudieron prestar. Entonces, fuimos a la Ciclovia, pero solo un mes porque ahora se está refaccionando, además que también allí nos hicieron problema. En el club no nos quieren prestar la cancha y nos dan un lugar que es tipo una veredita, de 5×3, al costado del vestuario, con pasto sintético".
Buscando alguna mejor opción, intentaron que la cooperativa de la ciudad, que está asociada al club, les cediera su predio, así como acostumbra a realizar con el equipo masculino. Sin embargo, la respuesta fue negativa argumentando que "nosotras descomponemos la cancha".
Esa fue la misma excusa que les dio la directiva de San Lorenzo tras la primera fecha del Apertura, en la que las Rayaditas debutaron ante las campeonas de América (Sportivo Limpeño) en el estadio del club. "Nos dijeron que descompusimos el pasto", recuerda Johana Benítez, "y desde esa vez ya se negaron a prestarnos para jugar, mucho menos para entrenar".
Si fueran hombres…
Al preguntársele cómo fue que decidieron manifestarse pintándose la cara como su tuvieran bigote y barba, la jugadora explicó que a esa conclusión llegaron al confirmar que solo los equipos masculinos del club reciben la atención necesaria, aunque las formativas tampoco tengan donde entrenar.
"No nos hacen caso. El encargado del fútbol amateur del club, Víctor González, es el nexo entre el fútbol femenino y la directiva, pero cuando queremos hacerle alguna consulta no nos hace caso. Entonces, decidimos hacer esto y la sentata, a ver si así tenemos suerte", confiesa la capitana.
"Demasiado amor le estamos dando al club y ni siquiera nos quieren escuchar", sentencia Johana Benítez, quien junto al resto del plantel (30) juega por la simple pasión que genera el fútbol y no por un salario.