- Por Matías Ordeix
- Socio del Club de Ejecutivos
Nuestras empresas interactúan en una sociedad de constante cambio. La flexibilidad que tiene una empresa para adaptarse a la realidad del mercado es clave, pero más importante aún es la posibilidad de prever tendencias y el futuro. Innovar es crear algo y aplicarlo, incluso innovar puede ser modificar algo ya existente para darle un mejor uso o funcionalidad.
Ninguna empresa está ajena a la innovación. Muchas veces pensamos que esto es un tema limitado, principalmente a las empresas tecnológicas, sin embargo, la innovación debe afectar incluso hasta a la empresa más tradicional.
Joseph Schumpeter introdujo una definición de innovación referida a casos en los que se puede reconocer como: introducción en el mercado de un nuevo bien o servicio y/o método de producción, creación de una nueva fuente de suministro de materia prima o productos semielaborados, apertura de un nuevo mercado en un país o implantación de una nueva estructura en un mercado.
¿Usted cree que su empresa no necesita innovar? Muchas veces la respuesta, o incluso la creencia, de "por qué voy a cambiar si me va bien" nos conducen a que reaccionemos al cambio muy lentamente. Y… tarde o temprano, fracasaremos. Los procesos de mejora continua (por ejemplo, en las empresas certificadas con ISO) nos ayudan a analizar constantemente nuestros procesos y productos, revisar y cuestionar incluso lo que está bien. Esto es vital para proyectar la continuidad del crecimiento y liderazgo empresarial.
- Tenemos casos de innovación disruptiva, por ejemplo, en Facebook y cómo se hizo líder en poco tiempo aportando un servicio novedoso o cómo Skype apostó por el modelo de voz IP cuando las grandes compañías de telecomunicaciones no se ocupaban de esta tecnología.
Cuando la innovación es drástica y completa estamos ante la Innovación Disruptiva. El concepto fue introducido por Clayton Christensen (profesor en Harvard Business School) en 1997 en el libro "The Innovator's dilemma", y se refiere a cómo puede un producto o servicio, que en sus orígenes nace como algo residual o como una simple aplicación sin muchos seguidores o usuarios, convertirse en poco tiempo en el producto o servicio líder del mercado.
Tenemos casos de innovación disruptiva, por ejemplo, en Facebook y cómo se hizo líder en poco tiempo aportando un servicio novedoso o cómo Skype apostó por el modelo de voz IP cuando las grandes compañías de telecomunicaciones no se ocupaban de esta tecnología, y así pudo, poco a poco, buscar su nicho e ir mejorando y ocupando cuota de mercado hasta convertirse en una compañía líder de comunicaciones. Más casos son las nuevas maneras de distribuir la música vía internet que están volviendo obsoletos los modelos tradicionales de comercialización de música, las tablets, entre otros.
No debemos ser ajenos a la innovación empresarial, puesto que es clave para nuestro crecimiento y mejor desempeño en nuestro segmento de mercado. No importa cuán tradicional sea nuestro sector, siempre la innovación estará presente y es completamente necesaria.
Ya lo decía Steve Jobs, considerado por muchos el empresario ícono referente de la creatividad y el cambio constante: "La innovación es lo que distingue a un líder de los demás". La decisión está en nuestras manos, entonces, ¿eres un seguidor o quieres ser seguido?