Mark Chussil

WORK VS. LIFE

La administración se trata de compromiso, ejecución y seguimiento. ¿Actuó usted? Bien. ¿Funcionó? Hágalo de nuevo. ¿No funcionó? Haga algo distinto. Por encima de todo, siga haciendo cosas; siga actuando.

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Yo enseño una materia sobre controles estratégicos en la University of Portland. En una clase reciente hablamos acerca de las acciones no tan virtuosas que hemos visto en los negocios. Contabilidad fraudulenta que barrió con empleos e inversionistas. Operaciones eficientes que provocan miseria en los animales de granja. Atajos que le cuestan la vida a las personas. Es fácil crear una larga lista, y es difícil no deprimirse por ello.

Le pregunté a mis estudiantes: ¿Quién, entre ustedes, aspira a hacer dichas acciones? Ellos estaban horrorizados, por supuesto. Entonces les mencioné que las personas de la vida real que realizaron dichas acciones alguna vez fueron justo como ellos. Fueron jóvenes; fueron ambiciosos; querían hacer cosas buenas. Sin embargo, se desviaron.

El salón estaba muy silencioso.

La vida ofrece pendientes resbaladizas. Los experimentos y la experiencia muestran que las personas resisten brincar de la inocencia al mal, pero que pueden ser atraídas a este si avanzan un inocuo paso a la vez.

Mi trabajo principal es en la consultoría: juegos de guerra empresariales, simulaciones de estrategia, talleres sobre estrategia. He trabajado en muchas industrias alrededor del mundo. Hace mucho, decidí que no aprobaba a una industria en particular. Su nombre no importa. Lo que importa es que, como todos los demás, yo quería vivir en armonía con mis creencias y valores. Decidí que no solicitaría ni aceptaría negocios de compañías en dicha industria.

El tema surgió nuevamente en diversas ocasiones a lo largo de los años, y cuando apareció, hice lo que me había dicho mí mismo que haría: evite a esas empresas. Fue fácil.

Después, mi negocio fue la baja. Una compañía de esa industria me pidió dirigir un juego de guerra para ellos. Yo quería el dinero. Racionalicé que solo estaría reacomodando un porcentaje del mercado; no estaría expandiendo el mercado. Decidí que rehusarme a tomar el trabajo no evitaría que este fuera realizado por alguien más. Les envié la propuesta que solicitaron.

No obtuve el proyecto, y me sentí aliviado. Sin embargo, yo sabía que me habría sentido de esta forma incluso antes de mandar la propuesta, y la había enviado de todos modos. Había racionalizado también eso. Me avergüenza que presenté la propuesta. Sin embargo, soy afortunado: hubiera sido peor si hubiera obtenido y realizado el proyecto.

Compartí la historia de la propuesta con mis estudiantes, y después les sugerí que cada uno de ellos escriba una lista. Pruébelo usted mismo: escriba una lista de acciones que no realizará. Léala de nuevo de tiempo en tiempo.

Escribir una lista de cosas que no hará no le escuda de la tentación. No garantiza que usted no hará algo de lo que se arrepentirá después. No lo volverá rico o famoso; no obtendrá crédito por no hacer algo. No resolverá preguntas acerca del mal menor. Sin embargo, su lista podría ayudarlo a reconocer dónde comienza su pendiente resbaladiza.

(Mark Chussil es el fundador y CEO de Advanced Competitive Strategies, Inc.)

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