Shawn Achor y Michelle Gielan
Como constantes viajeros y padres de un niño de dos años de edad, algunas veces fantaseamos acerca de cuánto trabajo podemos realizar cuando uno de nosotros se sube al avión, sin la distracción de los teléfonos, los amigos y de "Encontrando a Nemo". Competimos para completar todo nuestro trabajo de campo, abordamos el avión y finalmente, cuando tratamos de tener esa maravillosa sesión de trabajo en el vuelo, no logramos nada.
¿Por qué debería agotarnos el volar? Simplemente estamos ahí haciendo nada. ¿Por qué no podemos ser más resistentes, de forma que podamos lograr todas las metas que nos planteamos? Hemos llegado a entender que el problema no es nuestra agitada agenda o el viaje de avión en sí mismo; el problema proviene de un malentendido respecto a lo que significa ser resiliente.
Solemos tomar un militarista y "riguroso" enfoque respecto a la resiliencia y la determinación. Creemos que entre más aguantemos, seremos más fuertes y por lo tanto más exitosos. Sin embargo, esta concepción es científicamente incorrecta.
La carencia de un período de recuperación está afectando dramáticamente nuestra habilidad colectiva de ser resistentes y exitosos. Hay una correlación directa entre la falta de recuperación y un incremento en la incidencia de problemas de seguridad y salud. Además, la falta de recuperación le está costando a nuestras compañías 62 mil millones de dólares anuales en productividad perdida.
La clave para la resiliencia es tratar con todas las fuerzas, detenerse para recuperarse y después intentarlo de nuevo. Esto se basa en la biología. Cuando el cuerpo se desalinea debido al exceso de trabajo, desperdicia una gran cantidad de recursos mentales y físicos tratando de regresar al equilibrio antes de que pueda avanzar.
Si lleva demasiado tiempo en la zona de desempeño, necesitará más tiempo en la zona de recuperación, de otro modo se arriesga al agotamiento.
Entonces, ¿cómo nos recuperamos y desarrollamos la resiliencia? La mayoría de las personas asumen que, si usted deja de hacer una tarea como contestar correos electrónicos o escribir un ensayo, su cerebro se recuperará naturalmente. Sin embargo, el detenerse no equivale a recuperarse.
Si usted está tratando de aumentar su resistencia en el trabajo, necesita períodos adecuados de recuperación interna y externa –recuperación tanto en el trabajo como fuera de este–. Usted puede usar apps como Offtime o Unplugged para crear zonas libres de tecnología al activar estratégicamente el modo de avión en sus dispositivos de forma automática. Tome un receso cognitivo cada 90 minutos para recargar sus baterías. Trate de no almorzar en su escritorio, sino de pasar tiempo fuera o con sus amigos –sin hablar acerca de trabajo–. Tome todo su tiempo de vacaciones pagadas, lo que no solo le brinda períodos de recuperación, sino que eleva su productividad y las probabilidades de un ascenso.
En cuanto a nosotros, hemos comenzado a usar nuestro tiempo en el avión como una zona libre de trabajo, y por ende como un momento para entrar en la fase de recuperación. Los resultados han sido fantásticos. Ahora, en lugar de navegar contracorriente, nos relajamos, meditamos, dormimos, vemos películas o escuchamos podcasts entretenidos. Así, cuando nos bajamos del avión nos sentimos rejuvenecidos y listos para regresar a la zona desempeño.
(Shawn Achor es el autor de "The Happiness Advantage" y "Before Happiness". Michelle Gielan es autora de "Broadcasting Happiness").