Landon Thomas Jr.
Antes de apostar por Donald J. Trump la primavera pasada, Duke Buchan III era una figura en más bien anónima en Wall Street.
Era financieramente exitoso y jugaba al polo, pero a diferencia de muchos de los grandes donantes que acorralan a los candidatos presidenciales en un año de electoral, Buchan no era un multimillonario o una figura de renombre en las finanzas.
Los malos rendimientos en inversiones lo obligaron a cerrar su fondo de cobertura en el 2011, aunque hizo lo suficiente como para mantener tres residencias: un criadero de caballos de rápido crecimiento en el norte de Nueva York, una casa en Palm Beach y un apartamento en la Quinta Avenida, en Manhattan.
Ahora, Buchan está a la espera de obtener un jugoso dividendo de su ganadora apuesta en Trump: una embajada en España, Argentina o Uruguay.
Por supuesto no hay ninguna garantía de que será recompensado de esa manera, a pesar de que entre los republicanos adinerados nadie discute que Buchan fue alguien que apoyó a Trump desde la primera hora, en un momento en que la mayor parte de Wall Street tomaba sus precauciones al respecto, ya sea por recelos de ser asociado con una figura tan exaltada como Trump o anticipando que Hillary Clinton ganaría las elecciones.
Y Trump ya demostró que es impredecible en sus nombramientos, desechando a menudo a sus defensores más ardientes.
Sin embargo, que Buchan esté en igualdad de oportunidades con los otros destaca la medida en que la gente de Wall Street, en su momento oportuna y generosa en términos de abrir el talonario de cheques, ahora está a punto de obtener un rendimiento excesivo por su posición inicial. También es un recordatorio de que mientras los banqueros y los comerciantes pueden estar ahora aplaudiendo a Trump, a medida que el mercado de valores sube, muchas de estas mismas personas estaban inmersas en campañas telefónicas de recaudación de fondos en los meses previos a las elecciones.
Como presidente, Trump ha establecido un poderoso círculo de empresarios supermillonarios para aconsejarle, aunque solo algunos de ellos estuvieron entre sus simpatizantes originales. De hecho, al entrar en las elecciones, su apoyo fue insustancial entre los financistas de alto rango, así como entre los muchos miles de ejecutivos de mediano porte en empresas de inversión y fondos de cobertura que a menudo son la columna vertebral financiera de una campaña presidencial ganadora.
Todo lo cual hace que el Buchan sobresalga, a pesar de su intento de mantener un perfil bajo. Incluso, él se negó a comentar este artículo.
Buchan apareció por primera vez en la escena republicana de recaudación de fondos como uno de los muchos que apoyaron a Jeb Bush en el 2015, cuando trabajó en el comité ejecutivo del comité de acción política de Bush, Right to Rise (Derecho a levantarse).
Sin embargo, a diferencia de muchos de los partidarios de Bush, Buchan decidió dedicar su tiempo y recursos a Trump la primavera pasada. Cuando la campaña Trump anunció el pasado mes de mayo que aceptaría dinero fuera de la bolsa por primera vez, Buchan pegó el brinco al que sería el carro vencedor y, junto a su esposa, aportó US$ 898.000 – monto máximo permitido – al fondo del comité Trump Victory.
Unos 10.800 dólares fueron a la campaña de Trump. El resto fue asignado al Comité Nacional Republicano, lo que hizo que Buchan resultara encantador para Reince Priebus, entonces el jefe del comité y ahora jefe de Gabinete de Trump.
Al explicar su decisión, Buchan dijo a la gente que él veía al candidato como un transgresor, un reparador y un constructor que llevaría la perspicacia de los negocios a la Casa Blanca y derrotaría al statu quo en el gobierno.
También dijo a sus amigos que se había cansado de las restricciones políticamente correctas del día y que esperaba un momento en que los estadounidenses pudieran decir "Feliz Navidad" de nuevo. Como inversor en un fondo de cobertura, Buchan aceptó las promesas del candidato de reducir los impuestos y también las regulaciones.
En un momento en que la campaña de Trump estaba en problemas y los recaudadores de fondos tradicionales le rehuían, la donación tuvo un impacto poderoso, catapultando a Buchan dentro del círculo íntimo del entonces candidato.
Mientras que Buchan - y su esposa, Hannah, una ex-profesional de la inversión – habían conocido a Trump socialmente (sus hijos y el hijo menor del señor Trump fueron a la misma escuela de prekindergarten en la ciudad de Nueva York), súbitamente la relación devino más cercana.
Los Buchans aparecían juntos en los mítines de Trump, asistieron a la convención republicana y a los tres debates presidenciales y co-dirigieron casi 20 eventos de recaudación de fondos para el Trump. Eso incluyó una de las primeras reuniones importantes del candidato en Nueva York, en junio pasado.
El día de la asunción presidencial, los Buchans fueron a la iglesia con los Trump, se sentaron cerca mientras Trump prestaba juramento y volvieron a la Casa Blanca para el almuerzo.
Esto era algo embriagador y muy distinto a la granja en Henderson, N.C., donde Buchan creció. Él se define a sí mismo como la décima generación de norcarolinos y recibió su licenciatura en la Universidad de Carolina del Norte.
Su ansia por un trabajo diplomático en Madrid se remonta a su tercer año en Chapel Hill, cuando, según él, un año en Sevilla, en el sur de España, transformó su vida.
Buchan, que habla español con fluidez, se ha descrito desde entonces como un defensor de la cultura española en todas sus formas y, como detalla en el sitio web de su empresa de inversión, ha establecido un fondo en su nombre para estimular el estudio de la cultura y del idioma español en su alma mater.
Buchan comenzó su carrera como inversionista en 1997, en Maverick Capital, en Dallas, el fondo de cobertura creado en 1990 para administrar la riqueza de los hermanos Wyly, Sam y Charles, que se convirtieron en multimillonarios por sus inversiones en la industria de la computación y otros negocios.
Allí, tenía un roce cercano con los reguladores. De 1998 al 2000, Buchan formó parte del directorio de Scottish Annuity and Life, una de las muchas compañías offshore que los Wylys establecieron en los años noventa para realizar transacciones financieras lejos de los ojos de los reguladores.
En el 2010, la Comisión de Valores y Bolsa acusó a los hermanos de fraude relacionado con transacciones ilegales y operaciones en estas empresas. Buchan no fue nombrado en la demanda de la agencia, y su portavoz dijo que nunca fue contactado por los reguladores con respecto a su conducta profesional.
Buchan decidió luchar por su cuenta en el 2001 y creó Hunter Global Investors. El fondo alcanzó un tamaño máximo de 1.500 millones de dólares –una cantidad bastante pequeña en cuanto a los fondos de cobertura– antes de experimentar un aumento de las salidas de los inversores en el 2011, cuando el desempeño se vio afectado por la crisis de deuda europea.
"No hemos resistido bien la volatilidad consiguiente", dijo Buchan en una carta a sus inversores explicando por qué les estaba devolviendo su dinero.
Desde entonces, Buchan convirtió a Hunter Global en un vehículo para su riqueza privada, con un fondo principal que está cerrado a inversores externos y otro que invierte en fondos externos.
Buchan y su esposa han mantenido una sólida presencia social en Palm Beach y Millbrook, Nueva York, donde a menudo está anclado por su entusiasmo por el polo. Marido y mujer juegan a menudo en el club de polo de Mashomack, que es punto de convergencia de los caballos de la élite en y alrededor de Millbrook, donde Buchan tiene su criadero de caballos.
Pero las personas que conocen bien a Buchan dicen que participar en las rondas de los torneos de polo, cultivar trufas y tomates como lo hacía su familia en su finca en el valle de Hudson y esmerarse en convertirse en un maestro certificado sommelier (mientras que también atiende a su disminuido fondo de cobertura) no va a satisfacerlo.
Volviendo a los años noventa, cuando era un banquero junior de inversiones en Merrill Lynch apuntando a negocios bancarios con compañías y con los gobiernos de Argentina y Colombia, Buchan siempre tuvo una distante ambición de representar a Estados Unidos en un país de habla hispana, dijeron personas que trabajaron con él.
Ahora todo lo que tiene que hacer es esperar y no perder la esperanza.