• Aldo Riquelme, Periodista
  • El conductor asegura que algunos colegas se exceden en la intransigencia y pierden la objetividad a la hora de criticar la gestión de gobierno.
Jorge Torres Romero.[/caption]

Jorge Torres Romero desde este año escribirá sus columnas en el diario La Nación. Periodista paraguayo de vasta trayectoria, con más de 23 años en el rubro y un peso en el currículum de haber trabajado en los más importantes grupos empresariales que manejan medios en el país.

Actualmente, a cargo del programa La Mañana de Radio Uno, por la 650 AM, en la franja horaria de 7:30 a 10:30. También conduce los programas televisivos "Cara o Cruz" y "La Caja Negra", ambos por Unicanal. Además, es colaborador en el departamento de Investigación del portal digital HOY.

Dio su visión de la prensa paraguaya, de lo que hubo, hay y habrá. Tocó algunos puntos controversiales entre los intereses de los medios y la labor periodística actual. Sostuvo que cada uno expondrá siempre un mismo tema, pero con el enfoque y la realidad diferente, sin faltar a la verdad. Para Romero Torres cada medio da su lectura del caso, pero deja a criterio del ciudadano elegir a qué voz quiere escuchar.

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¿Cuál es tu visión de la prensa paraguaya? Entre el pasado, presente y futuro

–Del pasado sigo extrañando los archivos de los diarios, cuando nos metíamos a hurgar los antecedentes de los casos a publicar porque no teníamos Google. Esas largas tertulias de bares que teníamos donde hasta se definían los temas a investigar o publicar hoy la hacemos en Twitter. Hoy el lector está mucho más exigente que ayer, ya difícilmente te perdone un error, que antes lo subsanabas con un fe de erratas.

Lo que sí puedo asegurar hoy es que para mí actualmente la prensa paraguaya está en uno de sus mejores momentos en esta era democrática, a raíz de la incursión de varios medios y la pluralidad de voces que se escuchan a través de los mismos; incluso, interactuando cada vez más con la opinión pública a través de las redes sociales. Esto es algo que antes no existía y ahora uno puede tener al alcance de la mano el termómetro de lo que opina o piensa la audiencia sobre un determinado tema.

¿Cuál consideras que fue tu mejor trabajo?

–En el 2005 y el 2007, conformamos un excelente equipo de investigación en el diario Última Hora, con periodistas de primera línea a quienes respeto y admiro como profesionales: Susana Oviedo y Andrés Colmán Gutiérrez. Hemos revelado sonados casos de corrupción que involucraron a altos funcionarios, desde ministros a Presidente y muchos de esos casos derivaron en destituciones e investigaciones fiscales. En ese tiempo era difícil acceder a documentos públicos. Esto de la transparencia que se vive hoy estaba muy distante y hasta parecía un imposible.

Y lo que hicimos recientemente en "La Caja Negra" en Unicanal. Hemos descubierto y dado a conocer a la familia oculta del Gral. Alfredo Stroessner. Una historia jamás contada que contribuyó a escribir parte de la historia de nuestro país.

¿Tuviste algún fracaso o frustración?

–No sé si llamarlos fracasos, pero quizás frustración, el hecho de no ver a ex funcionarios públicos a quienes hemos descubierto involucrados en hechos de corrupción, con todos los elementos, pruebas, testimonios y documentos, pero por culpa de una Justicia complaciente ni están en la cárcel ni siquiera devolvieron lo robado y lo que es peor, hoy están dando cátedras de cómo debe administrarse la cosa pública. Eso repugna, y es una tarea pendiente en Paraguay. El que metió la mano en la lata debe estar preso. Hoy no hay castigo.

Según tu criterio y experiencia ¿cuál es el rumbo o hacia dónde apuntan los diferentes grupos de medios?

–Como había mencionado en una columna publicada también en este mismo medio, observando lo ocurrido durante todo el año pasado, cuando se movió el tablero periodístico con nuevas incorporaciones en diferentes medios, creo que es el público lector u oyente el que finalmente salió ganando con esas movidas, con las compras de pases y con las ofertas y contraofertas que se dieron en todos los rubros (diario, radio y televisión). Por eso, particularmente soy muy optimista respecto al futuro que tienen los medios.

Decime si no es sano leer en un titular en ABC: "Paraguay vicecampeón en corrupción, según Transparencia" y leer en La Nación: "Paraguay avanza en su lucha contra la corrupción, según Transparencia". Ambas lecturas son reales. Nadie mintió. Pero son dos enfoques distintos. Y eso es sano, antes teníamos una sola lectura, hoy tenemos otras voces. Con esta variedad, ganamos todos.

¿Consideras una falta de ética responder a los intereses de los grupos empresariales a cargo de medios en Paraguay?

–Insisto, la única ética que el periodista debe cuidar es su compromiso con la verdad. No conozco a un editor ni periodista que se niegue a indagar, investigar o publicar una sugerencia lanzada por el dueño de su medio. Lo que pide AJ en UH se publica y lo mismo con el pedido de "El Dire" en ABC.

No conozco ningún medio de comunicación en el mundo que sea aséptico a los intereses de cualquier tipo de grupos. Ni siquiera los medios confesionales escapan a esta lógica. Obviamente los medios de comunicación responden a los intereses de sus dueños, sean empresarios, grupos políticos, religiosos u organizaciones no gubernamentales; por consiguiente, no considero que eso vaya en contra de la ética. Claro, siempre y cuando esos medios vayan de frente, diciendo qué partido es el que están jugando y qué intereses son los que defienden. Son los principios básicos para cualquier emprendimiento que debe ganarse la confianza del público. Si el producto es bueno, el público lo va a elegir siempre.

Ya trabajaste en los medios de AJ Vierci y Zuccolillo. ¿Qué es lo bueno y malo que rescatas de esas etapas?

–Para mí todas las experiencias, por más desagradables y dolorosas que puedan ser, siempre a la larga son positivas; por eso, no podría decir que fueron malas. Lo bueno es que en esos medios tuve la oportunidad de desarrollarme profesionalmente. En cada uno de los medios tuve a grandes referentes que me apoyaron y ayudaron a mejorar en esta profesión. Lo demás creo que está a la vista de la opinión pública.

Ambas etapas fueron positivas para el aprendizaje y entender cómo operan los dos grandes de este negocio. Ningún empresario compra medios para entregárselos a sus periodistas a que se diviertan. Todos tienen su agenda, sus intereses, sus negocios. Y sus medios son un puente para llegar a cerrar mejores negocios y beneficios. El que no reconoce esto es un ingenuo o vive un mundo irreal. No solo he trabajado en estos grupos, sino tuve la suerte de tratar con don Antonio y "El Dire". Vierci es el mariscal que pelea encerrado en su cuartel, pero que tiene monitoreado a todo su ejército. Y "Acero", el mariscal que está en el campo de batalla, codo a codo con su ejército. Recuerdo que AJ me dijo un día: "Antes yo visitaba a los presidentes de la República a su casa, ahora que compré UH, ellos vienen a la mía". El "métale palo" y el "verme" de acero es una orden que se cumple a como dé lugar.

Entredichos con colegas ¿Te arrepentís o no?

–Es natural tener entredichos. Todo debate enriquece. Lo que me preocupa son las posiciones intransigentes. Cuando se discuten y se asumen posiciones a partir de caprichos, enojos. No se puede hacer un buen periodismo a partir del odio. Se pierde el equilibrio y toda opinión, información o entrevista que uno haga está condicionada por ese estado de ánimo del periodista. Si odio al banquero porque me sacó la casa hipotecada no le podré hacer una entrevista relativamente objetiva. Si odio al Presidente porque es tabacalero y mi padre murió de cáncer de pulmón, no tendré precisamente una visión objetiva sobre el mismo.

Expectativas dentro del Grupo Nación

–Sus propietarios son nuevos jugadores en este negocio. Nadie entra al juego para perder el partido. Desde el momento en que se apuesta a nuevas inversiones, en recursos técnicos y humanos genera una expectativa. Se mueve el mercado de pases y cada dueño viene con una línea y un objetivo. Y con esto ganamos los periodistas y la ciudadanía. Más medios, más voces.

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