Judy Clair, Kristen Jones, Eden King y Beth K. Humberd
De acuerdo con un reporte elaborado en el 2015 por el Pew Research Center, el trabajar durante el embarazo se está volviendo cada vez más común. Para el 2008, casi el 60% de las mujeres trabajaron a tiempo completo durante sus primeros embarazos. El reporte también encontró que el 82% de las mujeres trabajaron hasta el último mes previo a su fecha de parto.
Las mujeres actualmente representan casi la mitad de todos los trabajadores. Son una parte clave de la talentosa fuerza de trabajo de cualquier organización. Sin embargo, el embarazo puede poner a las mujeres en una posición difícil. A las mujeres embarazadas se le suele negar oportunidades y ascensos, forzar a tomar una licencia o incluso despedir.
Entonces, ¿qué pueden hacer las organizaciones al respecto? La respuesta parece muy clara en principio: brindarles mayor apoyo, y las personas tratan de ayudar a las trabajadoras embarazadas, tanto de manera formal, a través de políticas organizacionales, como informal, por medio de los compañeros de trabajo. Sin embargo, no tenemos un buen entendimiento de cómo esta ayuda influye en los actitudes y decisiones que toman las mujeres respecto a su carrera.
Para obtener una perspectiva al respecto, llevamos a cabo un estudio de investigación longitudinal, en el que 120 trabajadoras embarazadas completaron encuestas semanales durante una parte de su embarazo, brindándonos más de 1200 respuestas completas. Las encuestamos nuevamente nueve meses después del nacimiento de sus bebés, para explorar cómo la ayuda que recibieron en el trabajo durante su embarazo influyó en sus actitudes y aspiraciones laborales posteriores al parto.
Sorprendentemente, descubrimos que el apoyarlas no ayudó a las carreras de las mujeres. De hecho, entre más ayuda recibieron en el trabajo mientras estaban embarazadas, más querían renunciar a sus empleos nueve meses después de que nacieron sus bebés. ¿Por qué el ayudar a las mujeres durante el embarazo tendría un efecto negativo? La psicología de la autoestima ofrece una explicación: la ayuda podría ser particularmente dañina para individuos que están luchando por mostrar que son capaces de desempeñarse de forma normal.
Para ser claros: esto no significa que los empleados no deberían tratar de ayudar a sus compañeras embarazadas. Lo que importa es que las formas en que respaldemos a las mujeres embarazadas incrementen su confianza en sus propias habilidades.
La ayuda será más benéfica cuando se ofrezca en respuesta a la solicitud de alguien, se negocie con ella y aliente la autonomía en lugar de la dependencia. Si las mujeres piden ayuda y adaptaciones, deberían brindárseles. Sin embargo, las compañías deberían buscar entender cuál es el respaldo que más quieren las mujeres.
Respaldar las trabajadoras embarazadas no es un enfoque unitalla, y la calidad del apoyo recibido durante el embarazo podría ser la diferencia para retener a los mejores talentos femeninos en el largo plazo. Los gerentes no deberían hacer suposiciones acerca de la clase de ayuda que una trabajadora embarazada quiere o necesita –en lugar de ello, deben hacer preguntas, mantener un diálogo abierto y ser abiertos y flexibles a las necesidades singulares de las trabajadoras embarazadas.
(Judy Clair es profesora asociada del Boston College, en el departamento de administración y organización. Kristen Jones es profesora asistente de administración en el Fogelman College of Business and Economics de la University of Memphis. Eden King es profesora asociada de psicología en la George Mason University. Beth K. Humberd es profesora asistente de administración en la Manning School of Business de la University of Massachusetts, Lowell).