Bagdad, Irak | AFP, por Guillaume DECAMME.
El patriarca de la iglesia católica caldea Louis Raphael Sako espera con anhelo la liberación de la ciudad iraquí de Mosul, en manos de los yihadistas, y que los cristianos puedan volver a sus hogares, explicó a en una entrevista con la AFP.
"Entre los cristianos, al inicio de la liberación de Nínive había una gran alegría. La batalla se prolonga", y en la espera "hay miedo pero también esperanza", explica la víspera de Navidad Monseñor Sako, líder de la iglesia caldea de Oriente, una de las iglesias católicas orientales.
Una ofensiva del ejército iraquí apoyada por una coalición internacional trata de arrebatar desde el 17 de octubre la región de Nínive y su capital, Mosul (norte), al grupo Estado Islámico (EI). La operación ha permitido recuperar numerosos barrios del este de Mosul, pero choca con la resistencia encarnizada de los yihadistas, que siguen controlando los barrios occidentales de la segunda ciudad de Irak.
Aunque la mayoría de las ciudades de mayoría cristiana de la llanura de Nínive han sido recuperadas, otras como Tal Kayf, a 15 km al norte de Mosul, siguen en manos de los yihadistas desde hace más de dos años.
- 'Inmensos daños' -
"En las localidades liberadas, los daños son inmensos", subraya el patriarca. He visitado esas aldeas, están destruidas entre un 30 y 40%. Las iglesias, las carreteras, las infraestructuras están dañadas", afirma.
Aun así, antes de plantear una reconstrucción, antes incluso de llamar a los habitantes a regresar, Monseñor Sako ve necesario que Mosul sea "liberada", ya que de lo contrario "Dáesh (acrónimo árabe del EI) puede infiltrarse en las aldeas liberadas y sembrar el pánico", advierte.
Asimismo, imploró a sus correligionarios que no se unieran a las milicias cristianas de las "Brigadas de Babilonia". Esas fuerzas forman parte del Hashd al Shaabi, cuyo núcleo duro está constituido por milicias chiitas apoyadas por Irán, pero del que participan algunos grupos sunitas y cristianos.
"Si los cristianos quieren proteger sus ciudades, deben entrar en el ejército o trabajar con los peshmergas (combatientes kurdos). La milicias son la anarquía", asegura Monseñor Sako.
La comunidad cristiana de Irak, que antes de la caída de Sadam Husein en 2003 contaba con más de un millón de fieles, pero su número se ha reducido drásticamente a menos de 350.000 desde entonces. Los caldeos representan la mayoría de cristianos de Irak.
- Reconciliación -
La toma de la llanura de Nínive y de buena parte del oeste iraquí por parte del EI en 2014 agravó la situación. A su llegada, los yihadistas dieron tres opciones a los cristianos: convertirse, pagar un fuerte gravamen o morir. Unos 120.000 huyeron.
Monseñor Sako no concibe abandonar a los cristianos una vez regresen. "Hemos pedido garantías a la comunidad internacional", explica.
"Sería necesaria una especie de oficina de control de la ONU o de la Unión Europea para vigilar la situación y no mandar a la gente de vuelta a sus casas sin protección", asevera.
Asimismo, propuso un sistema de apadrinamiento de ciudades cristianas por países de la UE. "Cada país se encargaría de la reconstrucción de una localidad. Eso alentaría a los habitantes que están en Europa a volver a casa", sugiere el patriarca.
Pero la reconstrucción y la reconciliación pasan también, por un diálogo a nivel nacional en este país mosaico en el que cohabitan musulmanes y cristianos, árabes, kurdos, yezidíes y turcomanos.
En el gobierno nacional, dirigido por el chiita Haider al Abadi y autoridades religiosas musulmanas, "el discurso empieza a cambiar", cree Monseñor Sako. Este año, Al Abadi lanzó un mensaje a los cristianos iraquíes destacando "el orgullo que nos hace sentir la diversidad religiosa en Irak".
"Las autoridades han dicho que está bien celebrar Navidad con los cristianos", destaca el líder caldeo.