No, el tema no es la canción de Marco Antonio Solís, sino el "síndrome de la silla vacía" que ha crecido en los últimos años. Afecta a cientos de personas alrededor de todo el mundo. Quienes perdieron a seres queridos pueden tener depresión con sentimiento de soledad acentuado en las fiestas de fin de año.
La psiquiatra, Mirtha Mendoza, de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, habló a La Nación sobre la depresión, el síndrome en sí, las señales que deben alertar.
Silla vacía
Una ausencia en la mesa deriva en un proceso de duelo psicológico, en el que la persona que falta no necesariamente ha muerto. El síndrome de la silla vacía, está relacionado con la soledad que uno siente en fechas especiales.
Las fiestas de fin de año, que son más familiares, hacen que las personas estén deprimidas o más tristes. "Es como que se profundiza su tristeza y si tiene ya la enfermedad de depresión, se empeoran los síntomas en esta época. Por todos lados se ve como que todo el mundo tiene que estar feliz en esta época. Las personas que están con un cuadro depresivo, no pueden sentirse felices", explicó.
Esto sucede porque no quieran sentirse felices, sino que están enfermas y no tienen voluntad como para sentir alegría, destacó la profesional.
"Y entonces molesta más, no porque sean personas malas, sino porque no puede estar en esa misma sintonía", añadió.
La situación se agudiza cuando uno tiene otras dificultades o un mal relacionamiento con la familia o los personas cercanas. "Es como que esas situaciones agudizan en esta época. Se espera que todos pasen felices y contentos, compartiendo y a veces no es así", comentó la directora de Salud Mental.
Malos pensamientos
La persona depresiva busca "salidas" al dolor y es ahí cuando aparecen los pensamientos suicidas. "En Paraguay no existe un
registro de los intentos de suicidio, sino de los hechos consumados. Ese número se ha ido acrecentando en los últimos años, sobre todo durante los últimos tres meses", explicó Mendoza.
Entre el 90 a 94% de las personas que tienen estos pensamientos son depresivas. Pero no todas.
Las ganas de quitarse la vida no se dan a consecuencia de la depresión únicamente. Existen factores a arrojan a las personas a ese límite como los trastornos de pánico (un tipo de trastorno de ansiedad), trastornos alimentarios (como anorexia y bulimia nerviosas), esquizofrenia y el consumo de drogas.
"Pueden ser múltiples causas. Puede ser que la gente ya esté en un punto de desgaste. Con el correr del tiempo y por la situación personal que no se soluciona, la persona tampoco busca ayuda, o sí la buscó, no fue suficiente", dijo la psiquiatra.
Signos de alarma
Si una persona habla de temas relacionadas a hacerse daño físico o que ya no quiere vivir, se le debe tener en cuenta y tomar en serio.
"Muchas veces hay un mito como el de 'perro que ladra no muerde'. La gente que dice no lo va a hacer... ¡No!, hay gente que dice y lo hace", afirmó la Dra. Mendoza.
La profesional aseguró que las personas con intenciones de sacarse la vida, lo anuncian -muchas veces- de maneras muy sutiles. Algunas asisten a un servicio de salud por los síntomas físicos que presenta, pero no son correctamente diagnosticadas.
"Las personas por dolores físicos acuden a un servicio de salud, que no siempre es especializado y como no expresa muy bien lo que piensa, no son diagnosticados", profundizó.
Esto se debe también por la rapidez con que se atienden en los servicios, ya sean privados o públicos, por la cantidad de gente.
La situación deriva en un mal diagnóstico, ya que no siempre se toma el tiempo adecuado para preguntar y esperar que la persona responda. Los depresivos tienen lentitud, no solo en pensar sino en responder. "Al tener lentitud emocional, eso se refleja en una lentitud del comportamiento en cuanto a lo motor, lo actitudinal".
¿Cómo ayudar?
La mejor ayuda que uno puede ofrecer a una persona en situación de tristeza o depresión es escucharla y acompañarla. No existen fórmulas mágicas para que la persona se sobreponga a esta enfermedad, sino que el tratamiento es progresivo.
Muy por el contrario a lo que se cree, alentar a personas depresivas a levantarse, salir de fiesta, salir con amigos con el objetivo de levantar el ánimo, puede ser contraproducente.
Según profesionales de la salud, esto puede aumentar el sentimiento de desvalía y tristeza en la persona. No se la debe presionar para hacer cosas que no desea. Sin embargo, acompañarla tan solo en silencio o escucharla atentamente en caso que quiera conversar, sí son acciones que colaborar a que la persona se sienta mejor.
Sociedad de consumo y otros factores
Hay muchos factores que pueden desencadenar en depresión y su consecuencia más grave, que es el suicidio.
Pocas oportunidades para salir adelante, falta de ofertas laborales; situaciones de fracasos escolares. También los investigadores afirman que la disgregación familiar es un disparador. Asimismo la cuestión que si una persona no tiene cosas materiales, no es exitosa.
"Hoy día el éxito de las personas no se mide por los valores sino por lo que posee. El consumismo es un factor importantísimo, más no el único", mencionó la psiquiatra. Agregó que la gente constantemente es bombardeada por marcas de consumo.
"A esto se podría sumar que no tiene una familia que la contiene y que le haga ver que son cosas materiales y que no dan mayor o menor valor a la persona", explicó Mendoza.
Finalmente la profesional lamentó la pérdida de valores y que actualmente todo es "desechable".
"Antes se consideraba al esfuerzo y al sacrificio como un valores importantes. Hoy todas las cosas son desechables y parece que los afectos también, no se hace nada para que perduren", aseguró.
La rapidez de las cosas se traslada un poco a los afectos. La profesional recomienda que la necesidad de construir los afectos para que perduren y desterrar esa idea que si no funciona, a otra cosa.