Por Marcelo A. Pedroza
COACH – mpedroza20@hotmail.com
La fuerza puede ser muy útil, una de sus misiones naturales es la de producir cambios. Se constituye en un agente con capacidad para generar movimientos. Encuentra en la física y en la matemática un reconocimiento al aporte que les brinda. En ambas existen conceptualizaciones que identifican su magnitud y su alcance. Ellas involucran a la fuerza con otros términos que forman parte del engranaje de su existencia, aparecen palabras tales como momento lineal, sistemas de partículas, unidad de medida, aceleración, gravitación, velocidad, inercia, repulsión y atracción.
Entre las definiciones que existen acerca de la fuerza se encuentran las que sostienen que es un modelo matemático de intensidad de las interacciones, junto con la energía. Que es una magnitud física de carácter vectorial capaz de deformar los cuerpos produciendo un efecto elástico, como de modificar su velocidad o vencer su inercia y ponerlos en movimiento si estaban inmóviles, acarreando un efecto dinámico. Que es una acción o influencia capaz de modificar el estado de movimiento o de reposo de un cuerpo, imprimiéndole una aceleración que modifica el módulo o la dirección de su velocidad. En la actualidad se la considera un ente físico-matemático, de carácter vectorial, asociado con la interacción del cuerpo con otros cuerpos que constituyen su entorno.
Arquímedes (287 a.C. – 212 a.C.), ingeniero, inventor y astrónomo griego, considerado uno de los científicos más importantes de la Antigüedad clásica, fue el primero en describir el concepto de fuerza, también se destacaron sobre su estudio Aristóteles, Galileo Galilei, Isaac Newton, Charles Coulomb y Henry Cavendish, cada uno en su tiempo aportó consideraciones que resultaron útiles para la investigación sobre la misma.
¿Qué fuerzas están dispuestas a producir transformaciones positivas en el seno social? En todos los tiempos es relevante identificar la existencia de las articulaciones que hacen posible la presencia de cada una. Las interacciones sociales producen intensas consecuencias, unas se manifiestan con mayor visibilidad y otras subyacen en plataformas que requieren de mayor atención para ser reconocidas. Hay que desentrañar las intenciones de las fuerzas, faena monumental para la ciudadanía. Es que las leyes de la física son exactas y contundentes. Y las normas de la convivencia residen en la palabra y su emporio significativo. De ahí la vitalidad que posee en su construcción el vocablo que es preciso y concreto y la oración que evita la ambigüedad lingüística, dado que ayudan a que las fuerzas se unan para gravitar ampliamente formando sistemas ordenados y abocados a la asociación de consensos que garanticen el crecimiento del tejido societario que integran.
Las fuerzas orientadas hacia la formación de valores trascienden a cada generación, y respetando las razones por las que alguna vez han sido fundadas, se renuevan naturalmente siendo flexibles a las épocas que viven.
Es relevante que los sectores del quehacer comunitario vivan inspirados en la elaboración de espacios de diálogo que permitan el dinamismo social. ¿Qué fuerzas representan la unidad de medida que caracteriza a sus integrantes?, desde la respuesta nacerán los vértices que indicarán el tamaño de las obras a realizar. Además donde hay fuerzas moviéndose es difícil que la inercia pueda aparecer. Por lo que en el fluir de las acciones encuentra su lugar el espíritu pujante. Así tiene fuerzas la sociedad.