Por Alex Noguera

Periodista

La semana que hoy acaba lo único que dejó, para muchos, es agua, ropa sucia y humedad. Otros, sin embargo, pueden ver en el horizonte pasado una estela de sentimientos encontrados que se entrecruzan formando un duro tejido, como una trenza invisible de emociones.

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El punto trascendente se produjo el miércoles cuando agentes de la Senad decomisaron nada menos que 308,6 kg de cocaína de alta pureza. No solo la cantidad, sino la calidad y sobre todo la procedencia son preocupantes. La marca de la estrella en los panes de la droga indica que pertenece a uno de los grupos más peligrosos y sanguinarios del mundo, el cártel de Sinaloa.

Pensar que esos criminales estén aquí es como para que se nos hiele la sangre. Ya teníamos más que de sobra con la cuota diaria de sangre proveniente de la frontera con Brasil, para ahora tener el desembarco de estos nuevos empresarios de la muerte, provenientes de México. Y sin embargo, con eficacia los agentes de seguridad paraguayos desbarataron la pretensión ilícita, lo que hace que disminuya un poco la preocupación. Es decir, cuando la Policía Nacional quiere, puede. Este fue uno de los sentimientos encontrados, pero no el primero.

Días antes, en una de las celebraciones del novenario de la Virgen de Caacupé, monseñor Claudio Giménez expresó que aquellos que se realizaban tatuajes tenían el alma vacía, en un claro mensaje hacia los jóvenes. Y claro, estos, como reguero de pólvora, incendiaron la redes sociales y quemaron al obispo. Dijeron incluso que la Iglesia debía pedir perdón a los jóvenes, en alusión a los casos de abusos y pederastia denunciados contra sacerdotes católicos. Precisamente, el último episodio de acoso saltó a la luz apenas unos días atrás, cuando una joven de la Pastoral Juvenil de la parroquia San José de Limpio denunció por acoso al cura Silvestre Olmedo.

Pero la trenza de sentimientos encontrados continuó. El jueves, en la misa central, el invitado de honor, cardenal argentino Luis Héctor Villalba, felicitó a los fieles paraguayos por su amor a la Virgen y de paso "aconsejó" a los jóvenes. Algunos esperaban una andanada de críticas hacia el Gobierno, lo que se repite tradicionalmente desde hace décadas. Pero esta vez no. Ellos quedaron con las ganas ya que el aniversario 50º de la diócesis se salió del libreto y se centró en la religión y no en la política.

Para los que pudieron ver, notar, percibir, darse cuenta, de un lado miles de fieles cansados, mojados hasta los huesos, con hambre, sucios, con los pies adoloridos, estaban firmes como huestes atentas antes de la batalla, esperando, bebiendo cada una de las palabras que les dirigían los líderes religiosos. Y estos, bajo techo, secos, descansados, satisfechos, envueltos en su esfera, daban su apreciación de cómo debe ser el mundo.

Ese 8 de diciembre, Día de la Virgen de Caacupé, también se recordaba el asesinato de John Lennon. En su honor, por Whatsapp, corría la canción "Imagina" y más emociones encontradas brotaban ese día, a borbotones. Y es que con la tecnología, la música llegaba a los internautas con subtítulos y el mensaje era entendible. La letra comienza fuerte con una melodía suave y dice: "Imagina que no hay Cielo (Paraíso), es fácil si lo intentas. Sin infierno bajo nosotros, encima de nosotros, solo el cielo. Imagina a todo el mundo, viviendo el día a día… Imagina que no hay países, no es difícil hacerlo. Nada por lo que matar o morir, ni tampoco religión. Imagina a todo el mundo, viviendo la vida en paz… Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único…".

A este soñador lo mataron con un revólver calibre 38 especial. Pensaba que el mundo podía ser un lugar mejor. Cuestionaba a la sociedad de entonces y no era comprendido. Era subversivo, peligroso. Cada vez tenía más fans que lo seguían. No le importaban las razas ni la condición económica, ni si eran lindos o deformes. Dio su vida por lo que creía. "No soy el único…".

Otro soñador, antes, también pensaba que el mundo podía ser un lugar mejor. No era músico, pero cuestionaba a la sociedad de entonces y tampoco era comprendido. Hablaba de paz, pero lo consideraban subversivo, peligroso. Cada vez tenía más fans que lo seguían. No le importaban las razas ni la condición económica, ni si eran lindos o deformes. Como Lennon, también dio su vida por lo que creía, pero en una cruz hace 2000 años.

En este mundo de sentimientos encontrados, los soñadores hacen que este sea un lugar mejor. Cuestionan, cultivan amor que riegan con esperanza. Nos dicen que los surcos de la vida son solo nuestros y que los frutos que produzcamos serán semilla para las próximas generaciones. ¿Pensaste qué vas a sembrar hoy? ¿Imaginas?

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