Los peregrinos que llegan hasta la Basílica de la Virgen de Caacupé no dejan la cuidad sin antes pasar por el Tupãsy Ykua. Este sitio obligado no es solo para hacerse con un poco del agua -que según los creyentes es muy milagrosa- sino además para refrescarse con el líquido que fluye de la naciente y nunca se ha secado, ni aún en los tiempos más críticos, según comentan.
Es así que quien va a Caacupé tiene la costumbre de llevar el agua del pozo de la Virgen. Cientos de fieles católicos que se adelantaron a la fiesta patronal Nacional o fiesta mariana más grande del país ya se acercaron en estos días para buscar alivio al calor, a los dolores físicos y del alma, empapándose con el vital líquido.
El Ykua se encuentra en el predio del templo antiguo, en la que se erige una réplica de la vieja Iglesia – Tupao Tuja. En el interior del templo, donde está el altar, las personas de más edad aseguran que al ver el retablo revive el pasado.
Asimismo, detrás de la ferviente fe cristiana, también se explota el turismo y la diversión, que se conjugan ágilmente con la espiritualidad. La fiesta patronal no solo gira en torno a las creencias religiosas, si bien es el centro de la kermes, es importante resaltar toda la preparación para una fiesta turística llena de sitios de entrenamiento, juegos y descanso luego de las largas celebraciones.