El mundo amaneció de luto ayer. El modesto Chapecoense de Brasil emprendía el viaje más importante de su corta historia, para jugar nada más y nada menos que la final de la Copa Sudamericana 2016. La aventura, que parecía de ensueño, terminó en pesadilla y un desastre sin precedentes. El avión que transportaba a los jugadores, directivos y cuerpo técnico, se estrelló en Antioquia, dejando 71 muertos y seis heridos de gravedad.
La desgracia dejó en shock al mundo entero, que sigue llorando y rezando por el equipo brasileño que conquistó el corazón de todo aquel que ama el fútbol. ¡Força, Chape!