• Por Clari Arias
  • @clariarias

Desde que llegó al poder en agosto del 2013, Horacio Cartes trajo a la política nuevos hombres y mujeres que refrescaron –de alguna manera– la vida política del Paraguay. En un pomposo primer momento (luego algunos de ellos fueron decepcionando) los nuevos nombres públicos fueron conocidos como la "selección nacional", nombre que les cayó muy bien porque eran personas reconocidas en sus ámbitos, y algunas de ellas inclusive descollaron en el sector privado. Como una atribución irrenunciable del presidente, éste se encargó de poner a hombres de su entera confianza en los cargos más importantes, como es el caso de la jefatura de gabinete, en donde nominó –y sigue en el puesto– a Juan Carlos López Moreira. Éste, en las últimas semanas y en una campaña periodística bien orquestada, ha sido noticia por sus emprendimientos personales antes de asumir como funcionario público.

López Moreira es el hombre más cercano al Presidente, y nadie le hace sombra en esa proximidad con el mandatario. Es por todos sabido que fue su gerente más importante, por lo que su llegada al poder al lado de su mentor estaba cantada. Con el compromiso de la carga pública, López Moreira dejó la comodidad de su exitosa vida en el sector privado para abocarse de lleno a los problemas que normalmente enfrenta un jefe de gabinete, y en ese camino ha delegado sus propias inversiones empresariales para evitar lo que hoy le espeta el diario Última Hora: posible tráfico de influencias y conflicto de intereses.

En una serie de artículos con fuerte olor a campaña de desprestigio, el diario Última Hora publica –de soslayo– que la aseguradora Royal ha crecido de manera meteórica gracias a que uno de sus accionistas (López Moreira) está en el poder, y que por ello se hizo del "negocio" de venta de pólizas de caución a las empresas –principalmente de la construcción– que pugnan por las obras públicas de infraestructura. Los de Última Hora citan que Royal Seguros ha emitido pólizas de caución para 35 obras del Ministerio de Obras Públicas, hecho que llama la atención de los investigadores, al punto de publicar la cuestión en tapa principal. Lo que minimizan los responsables de la publicación es que López Moreira, obrando de manera escrupulosa, previó las cuestiones legales al momento de asumir funciones públicas, haciéndose a un lado en los negocios en que –lícitamente– invirtió su patrimonio.

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Royal Seguros no es sólo de López Moreira, como insinúa maliciosamente Última Hora. Sí fue accionista (actualmente sus intereses están administrados por su cónyuge), así como lo son hoy día César Marzal, Eduardo Heisecke y Ramón Brozón, todos ellos de reconocida labor financiera en el país. Royal tampoco es la reina de las pólizas de caución, como quiere hacer creer Última Hora, ya que con el 2,7% del total de pólizas de caución emitidas en el año, lejos está del 97,3% del mercado que se llevan otras 33 aseguradoras (La Consolidada de Seguros, de un prestigio intachable, tiene el 30% del mercado de caución). Última Hora no cuenta, porque todos estos datos son públicos, que hay alrededor de 5.000 cauciones vigentes de las aseguradoras locales con empresas privadas que trabajan para el Estado, y aquello que saca a relucir como un crecimiento sorprendente de la aseguradora Royal, es poco o nada.

Los medios de comunicación, con campañas teledirigidas como esta, lo que hacen es ahuyentar a cientos de hombres y mujeres que en el futuro quieran dejar sus cómodos asientos en las plateas del sector privado, para dedicar sus mejores horas y esfuerzos al sector público ¿Quién de ahora en más, en su sano juicio, querrá dejar una alta gerencia e intereses económicos en el sector privado para ocupar un cargo público, si un periódico se encarga de denostar –con medias verdades– la integridad de las personas?

Todavía pienso en aquella eterna lección que nos dejó hace 21 siglos Cayo Julio César, "la esposa del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo". De ahora en más, todos tendremos que hacer un esfuerzo mayor para no caer en el desprestigio que propician –irresponsablemente– algunos medios.

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