Nuevos informes han surgido de que otros dispositivos, como el popular Galaxy S7 y el Galaxy S7 Edge, se han incendiado, similar a lo ocurrido con el malogrado Note 7. En octubre, Samsung detuvo la producción y venta del Galaxy Note 7 después de no poder corregir un problema en la batería que causaba que los dispositivos explotaran.
Anteriormente, la compañía se había visto obligada a retirar 2,5 millones de dispositivos poco después de que salió a la venta en agosto.
Ahora Samsung está tranquilizando a los clientes de otros dispositivos de la familia Galaxy S7, afirmando que son seguros, pese a las quejas.
"No hay casos confirmados de fallas en las baterías internas de estos dispositivos entre los más de 10 millones de teléfonos que son utilizados por los consumidores en Estados Unidos", se lee en el comunicado.
Samsung reconoció las quejas, atribuyéndolas a "varios" casos aislados de "daños externos". Por ahora, Samsung está instando a los usuarios a no sacar conclusiones sobre los informes relacionados con cualquiera de sus productos.
De acuerdo con IDC Research, Samsung es el mayor fabricante en el mercado mundial de smartphones, con una cuota de mercado del 22,8% en el segundo trimestre del 2016. Esto se atribuye en gran parte al éxito de la familia Galaxy S7. El Galaxy S7, lanzado en marzo, compite directamente con el iPhone de Apple.
Los analistas de Nomura estimaron que la cancelación del Galaxy Note 7 representó para la empresa surcoreana en pérdida de 9.500 millones de dólares en ventas y de 5.100 millones de dólares en ganancias.