Jorge Cohler, Periodista
jcohler@lanacion.com.py
En todos los casos se trata de personas secuestradas y desaparecidas durante la dictadura estronista, reconocidos a partir del perfil genético que colectó la referida oficina y que luego fueron la base de los estudios especiales realizados a restos óseos, merced a la cooperación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
En lo que va del año ya son cuatro las personas identificadas: los paraguayos Cástulo Vera Báez y Miguel Ángel Soler; el argentino José Agustín Proenza; y la italiana naturalizada argentina, Rafaela Filipazzi.
De los casi 2.000 desaparecidos durante la dictadura, la dirección de la Memoria Histórica encontró y exhumó hasta ahora a 34 esqueletos de personas, de los cuales 27 están siendo objeto de estudio por parte de los antropólogos argentinos.
El reconocimiento mediante los óseos de los cuatro identificados fue posible mediante estudios genéticos y antropológicos forenses llevados a cabo por el EAAF, a pedido del Ministerio de Justicia.
El coordinador de la Dirección de la Memoria del Ministerio de Justicia, Rogelio Goiburú, indicó que fue muy difícil encontrar los cuerpos, porque la "metodología represiva" lo que perseguía era hacer desaparecer para siempre los cuerpos para que nunca más se supiese nada.
Además resaltó la importancia en el proceso del perfil de la población que realizaron, donde se puede saber qué porcentajes de sangre tenemos los paraguayos de los indígenas y otras razas blanca, raza africana y las demás que haya en el mundo.
Destacó que para el análisis se compara la sangre del familiar con el perfil del hueso, lo que define un ciudadano con ciertas características cromosómicas y a su vez se constata que en el Paraguay existe en la población esa clase de cromosoma, entonces se da la identificación en un 100%.
Las identificaciones le valió a Goiburú y su equipo el reconocimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que destacó la labor realizada y consideró que este tipo de trabajos de hallazgos e identificación representan un avance fundamental.
En gran medida, los restos hallados corresponden a víctimas del Operativo Cóndor, acuerdo firmado el 28 de diciembre de 1975, en Santiago de Chile, y que no fue más que un pacto de apoyo entre dictaduras latinoamericanas para intercambiar información y, sobre todo, colaborar en secuestros y asesinatos de disidentes políticos.