• Por: Cristóbal Nicolás Ledesma Salas

Periodista del Grupo Nación de Comunicaciones

No hay duda que estamos ante un momento de máxima dificultad matemática en los juegos clasificatorios para el Mundial de Rusia, ya que la derrota en casa no estaba en nuestro presupuesto porque pensábamos en un rendimiento similar al tenido ante los chilenos, pero la realidad fue muy diferente.

El nivel albirrojo estuvo muy por debajo de lo esperado ante un equipo que tampoco alcanzó su mejor performance, aunque –aun así– fue mucho mejor que lo expuesto por nuestra Albirroja.

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¿Qué pasó para que tengamos tan opaca gestión? La previa, la llegada de los futbolistas del exterior, los trabajos en Albiróga y lo preparado en la tarde del reconocimiento del miércoles, eran llenos de buena carga emocional, de positivismo, de esa fuerza ambiental que se necesita para contagiar a cualquiera.

Algunos aficionados, hinchas de la Albirroja, apostados en el trayecto del bus que traía a los futbolistas hasta el Defensores del Chaco, nos dijeron: "Venían muy serios, sin saludarnos, cada uno con sus celulares no más…".

No tenemos elemento de juicio alguno para creer que algo inquietaba a nuestros jugadores. Tampoco somos muy demostrativos, por característica general, o pudieron haber estado muy concentrados pensando en lo que venía.

Insisto en estos puntos porque, no tengo dudas de la calidad futbolística de nuestros jugadores y que no todo pasó solo por la superioridad colombiana. A pesar del bajo rendimiento pudimos haber ganado el juego, pero de igual manera íbamos a estar ante estas mismas interrogantes sobre el rendimiento.

Ese mismo rendimiento puede revertirse drásticamente y por ello no es descabellado pensar en un buen resultado ante los argentinos que cuentan con un equipo "más normal", como ya dijimos, con ausencias de tan grandes jugadores como Messi, Zabaleta, Otamendi, Funes Mori. Lo primordial es creer.

No pasó mucho aun de la experiencia de Cerro Porteño. Derrota de 2-0 de visitante y victoria de 4-1 en casa y con rendimientos muy disímiles; de una aletargada primera presentación pasamos a un despabilado y hasta furioso equipo azulgrana que, si mantiene ese segundo nivel, apunta al título del torneo.

La derrota ante Colombia nos dejó el número en rojo y ya no dependemos solo de ganar los cuatro partidos que nos quedan en casa (Perú, Ecuador, Uruguay y Venezuela) sino rescatar algo de visitante (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Colombia), tarea nada fácil.

Ganar los doce puntos de local y tres fuera nos colocará con 27 puntos, números que podrían ser suficientes para alcanzar la cuarta clasificación o el repechaje. ¿Hay condiciones? Claro que sí, y lo fundamental será el cambio de actitud, dar vuelta la página y creer.

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