Por Augusto Dos Santos
Comunicador, consultor y analista
Desde que nació Jimenita ando buceando con mayor asiduidad en la enorme fuerza semiótica de los dibujos animados destinados a la población infantil. Creo que – definitivamente – lo que funciona con los niños funciona con los colores primarios de los sentidos de la política.
Lilo y Stitch dice que "tu familia nunca te abandona", este concepto entró en crisis en la última asamblea del PLRA. A la hermana de Lilo le faltaba decir "tu familia nunca te abandona. salvo en los tiempos electorales". La convención del PLRA selló la semana con una apuesta rentable pero riesgosa por parte de Efraín Alegre y los partidos que satelizan al oficialismo azul: borrar del mapa a Llano, su estado mayor y cooptar a sus ejércitos.
Parece muy inteligente. Parte de la idea que el pueblo liberal irá abandonando a Llano en la medida en que se polarice la confrontación con el Gobierno. Apuestan a que el Gobierno mantenga su discurso duro que es absolutamente funcional a esta teoría. O sea, cuanto más se radicalice el discurso oficial más se justificará la "cruzada liberadora" de Alegre.
Es muy improbable que el entorno político del Gobierno advierta este plan por la trayectoria que lleva.
El Gobierno tiene dos frentes confrontantes activos. Un confrontante es el luguismo que plantea una apuesta cada vez más clara: pelear al gobierno desde la movilización ciudadana cuyo punto eruptivo será el día en que el Tribunal Superior de Justicia Electoral diga que "Lugo no puede ser candidato". El otro confrontante es el frente que preside el titular del PLRA con el PDP muy pegado y con media docena de partidos alrededor. Este frente tiene la idea clara: ganar las elecciones del 2018 con la acumulación de fuerzas políticas.
¿Por qué el discurso de Gobierno es funcional a Alegre? Porque el relato electoral de estos sectores de la oposición es previsible: el enemigo en el 2018 no es el Partido Colorado sino Horacio Cartes, acusándolo de representar el retorno del stronismo por las características de discurso que se instaló desde mediados del año pasado. Por ello la vehemencia del discurso colorado actual es muy funcional a la oposición.
El gobierno y la ANR enfocan su artillería con Lugo pero en el fondo quien está acumulando fuerza con el discurso anti-luguista es Efraín Alegre. Lugo no pierde gente en su universo, es voto duro, pero Lugo tampoco va a crecer en la clase media – alta; Alegre sí lo hará, por eso utiliza el discurso duro cartista para decir "nosotros somos una alternativa más serena y confiable". Los principales repositorios de votos contra Cartes no se encuentra en la izquierda sino en la derecha: el PLRA y la oposición colorada.
Es curioso porque Cartes ganó las elecciones del 2013 con un discurso absolutamente distinto. Conquistó votos colorados, liberales e independientes con un planteo simple: somos previsibles, no conflictuamos y queremos laburar". Y ganó un universo inédito de votos.
Cuando se ejerce el poder es imposible evitar una confrontación con la oposición, pero esa es solo agenda ajena. La agenda propia es cuando un gobierno destina el 70 u 80 por ciento de su tiempo a un plan de diálogo con los ciudadanos. Es lo que multiplica.
Por la salud de la democracia necesitamos que el discurso político se pacifique en todas las carpas. Cuando ella se fractura es tarde para volver atrás. Recordemos esta frase de Lilo y Stitch:
- Tráiganla de vuelta
- No podemos hacer eso. No está en el manual galáctico.