Por Augusto Dos Santos

Comunicador y analista

El clima de tensión que se encuentra vigente hace varios meses con especial rispidez es un estadio que es un buen negocio para unos y para otros pero no para el presidente Horacio Cartes.

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Para ser un Presidente con buen impacto en la opinión se necesitan dos factores convergentes: buenos números y seducción. A Cartes no le va mal con los números, pero la agenda que le preparan propios y adversarios no le deja tiempo para construir condiciones para una relación afectiva con los ciudadanos.

Tenerlo al presidente Cartes en el corazón de los conflictos es un buen negocio para la oposición colorada que gana rédito de la polarización (aún cuando hoy mismo Cartes podría ganar las internas) ya que en la medida en que se polariza resultará más caro (en esfuerzo y en dinero) re-unir las partes fracturadas.

También es un buen negocio para los opositores externos porque colocarlo al Presidente en permanente conflicto es la mejor forma de desgastar a un líder.

Y también es un buen negocio para los adherentes políticos de Cartes porque al conservarlo en proximidad y como sus protectores se aseguran sus sitios. Lo cual ni siquiera se analiza en negativo. Es lógica pura.

Pero es posible que haya llegado el tiempo que Cartes también piense en Cartes.

Hace poco tiempo inauguraron en Pilar el primer tomógrafo en la historia de esta comunidad, un prodigio tecnológico. Sin embargo el acto quedó sepultado por el proselitismo. ¿Quién pierde?: Cartes.

Por factores exógenos y endógenos se ha obligado a Cartes a confrontar en todo este tiempo, con el resultado de invisibilizar lo mejor de su gestión, porque en verdad la culpa no la tiene Sicom sino la ausencia de una estrategia que provoque un matrimonio estable entre el proselitismo y la buena gestión.

Todos los presidentes de la historia hicieron proselitismo al tiempo en que gestionaban un Gobierno. Es hipócrita pedirle al hombre más importante del país que no se meta en política interna o general.

La cuestión pasa por implementar estrategias para que lo que los ciudadanos "vean" de un Presidente sea su gestión, su porte triunfador, sus victorias, sus goles y no sus conflictos.

Si Cartes no modifica el curso inercial y gestiona un gobierno más amable y con menos conflicto hay un serio riesgo que una parte substancial de lo que se considere lo mejor de su gestión pase desapercibido.

Faltan dos años para que concluya la gestión iniciada en el 2013, en lo que resta de este año y el siguiente empezarán a germinar varias siembras que sencillamente pasarán a segundo plano si en el escenario principal solo hay gente peleando. La teoría sobre los riesgos de sostener varios frentes de conflicto es tan antigua como la aguja.

En gran medida ello ocurre por el desconocimiento de cómo funcionan las agendas político-comunicacionales, tanto es así que con frecuencia (con demasiada frecuencia) se yuxtapone una gran novedad, un gol de Gobierno, con un discurso ríspido y confrontativo de alguno que termina siento título del día siguiente. Hay cierta vocación a suicidar sus propias buenas nuevas en el staff gubernativo.

Y naturalmente, ningún medio publicará nada sobre tal obra si al mismo tiempo se produjo un discurso que es de peso informativo mayor que la obra misma: es del manual del Kindergarten del periodismo.

En concreto todos lucran con el Presidente en situación de conflicto, salvo el propio Presidente, por una ecuación muy simple: conflicto tapa gestión.

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