De los cuatros presidentes elegidos por voto popular después de la dictadura militar, sólo dos terminaron su mandato: la destitución de Dilma Rousseff este miércoles se suma a la de Fernando Collor de Mello en 1992.
El impeachment de la primera mujer en ocupar la Presidencia de Brasil se aprobó con 61 votos de los 81 senadores.
Pero ambos casos fueron muy diferentes. En primer lugar porque Collor, primer presidente elegido por sufragio universal después del régimen militar (1965-84), renunció antes de su inevitable destitución en el Senado, a diferencia de Rousseff, que defendió su inocencia hasta el final.
Collor votó a favor de la destitución de Rousseff y dijo que el impeachment "es el remedio constitucional de urgencia en el presidencialismo cuando el gobierno, además de cometer crimen de responsabilidad, pierde las riendas del comando político y la dirección económica del país".
Así fue su caso. Acusado de corrupción pasiva -se embolsó US$ 6,5 millones en 33 meses de mandato, según una estimación de la época-, Collor renunció justo antes de ser condenado por el Senado, el 30 de diciembre de 1992.
La sentencia resultó en su inhabilitación política durante ocho años, aunque en 1994 su proceso por corrupción fue "archivado" por el Supremo Tribunal Federal. Cumplido su alejamiento de Brasilia, el ex presidente fue elegido senador por el estado de Alagoas (noreste) en el 2006 y reelegido en el 2014. Hoy, con 66 años, su nombre aparece en la lista de implicados en el escándalo de corrupción en Petrobras.