• Por Emma Paoli Magíster en Educación

El gran desafío para elevar la calidad docente no es fiscal ni técnico, sino político, porque los docentes se constituyen en actores políticamente activos. Esto indica el nivel de obstáculo que los docentes plantean ante las reformas en Educación.

En Paraguay se han de identificar varios temas políticos que perjudican la calidad educativa, que contrastan con la postura de los organismos internacionales. El primer desafío político es la inversión en Educación. Para comparar con sistemas educativos exitosos, Paraguay invierte menos del 3,5% del PIB, mientras que Finlandia un 6,8% y Corea del Sur el 5,3%.

Singapur invierte únicamente 3,2% de su PIB en educación –menos que Paraguay–, pero tiene un PIB per cápita de casi US$ 53.000. El PIB per cápita de Finlandia es US$ 49.000 y el de Corea del Sur US$ 24.000, lo que implica una cobija más grande para las necesidades educativas.

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En cambio, Paraguay, con un PIB per cápita de menos de US$ 4.000, tiene fondos insuficientes asignados a educación. Urge reforzar la necesidad de invertir en educación, no solo en el tema salarial, sino en la mejora de las condiciones laborales y de aprendizaje.

Porque a nivel político se debe reconocer que los profesores aportan al desarrollo del país. Por eso, la formación inicial docente es un problema político. Y es evidente que están pasando factura las décadas de descuido en la formación inicial, a partir del cierre de los Institutos de Formación Docente (IFDs) a fines de la década de los 90'; una decisión tomada para apaciguar la supuesta sobre oferta del magisterio. Las etapas siguientes de formación han sido de descuido y desinterés.

  • “Actualmente, los datos del MEC dan cuenta del triste resultado del olvido de la formación y capacitación docente”.

Actualmente, los datos del MEC dan cuenta del triste resultado del olvido de la formación y capacitación docente. Los números y porcentuales de formación –capacitación– especialización técnico docente son mínimos, como son los criterios y pautas de los lineamientos del sistema docente. La formación inicial del profesorado tiene una duración de 3 años de estudio, similar a una carrera técnica; sin embargo, la docencia no es un trabajo técnico, es un trabajo profesional.

Y una profesión muy compleja, en la cual hay que responder a las necesidades de los estudiantes y velar por su aprendizaje y más en el presente siglo XXI donde el conocimiento y la tecnología marcan un ritmo acelerado.

El MEC reconoce que los docentes tienen poco dominio de las especialidades curriculares, lo cual también es resultado de decisiones políticas en la formación continua, porque nunca se ha concretado un enfoque de formación continua; se ha oscilado entre capacitaciones masivas y generales, períodos sin ninguna oferta de formación y promesas incumplidas de certificación y hasta titulación de postgrado.

Urge reconocer la evaluación docente como "algo que favorece al desempeño profesional del docente" siempre que se vincule con la formación permanente. En el caso paraguayo, la pregunta –desencadenante de la reflexión– es: "¿dónde está la Formulación de Políticas Educativas, si existieran, para que sea el devenir de la calidad docente?"

Colaboración del Prof. Eugenio González.

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