Richard Pereira (25) acusa al comisario principal Jorge Ignacio Zárate Barreto y al suboficial primero Jhonie Orihuela, ambos de la Comisaría 4ª Metropolitana, de haberle disparado sin mediar palabra.
La Policía dio ayer una conferencia de prensa en la que no aclaró mucho lo que ocurrió en la madrugada del domingo. La vocera Elisa Ledesma dijo que se espera las investigaciones y los exámenes de nitritos y nitratos practicados a los policías. "Somos los más interesados en conocer qué pasó durante el procedimiento", dijo para señalar que se presta total colaboración a la investigación de la fiscala Pamela Pérez.
Reiteró que ambos policías implicados en el caso "gatillo fácil" fueron apartados de sus cargos y están a disposición del Ministerio Público.
Richard Pereira, padre, comentó que dieron de alta a su hijo, pues médicamente no hay nada más que hacer. Los médicos le confirmaron que la bala destruyó los nervios de la columna y de por vida quedará paralítico.
"Mi hijo no tiene ni vicios, no toma, no fuma, ahora tendré que cuidarlo como un niño otra vez. Tengo un joven de 25 años cagado y meado encima", dijo para señalar que lo que más le pesa es que su hijo aún desconoce su realidad.
"Yo le tengo que alzar, bañar, cambiar los pañales y nadie se hizo responsable", declaró. El hombre, que se dedica a la construcción, dejó su número de celular en caso de que la ciudadanía quiera pasarle una mano. El teléfono es el (0992) 905-202.
Pereira hijo contó que los uniformados intentaron plantarle evidencias, es decir, mientras lo llevaban al Hospital de Barrio Obrero, el oficial que lo acompañaba intentó colocar el arma de fuego –la cual disparó– en su mano. "Me obligó a que agarre su arma, pero cerré mi puño con toda mi fuerza", relató el joven.