- Por Emma Paoli Magister en Educación
Cuando E. Faure (1972) y colaboradores, frente al reto de construir una plataforma de despegue de la nave tripulada "Aprender a Ser", editaron su libro homónimo, sabían muy bien que el futuro era promisorio para el Ser, porque se asomaba el movimiento del No–Ser, trazado por ranuras de la industrialización, que postulaba la eficiencia como medida del ser productivo.
Emerge así G. Bateson (1976), quien con su elocuencia epistemológica afirmaba: "ni esto, ni aquello", "ni lo uno, ni lo otro", de la bondad contenida en las relaciones de reciprocidad en intercambio dialógico surge un producto superador de aquellas posturas irreconciliables.
Aferrándonos a estas definiciones, no dejamos fluir la energía del universo, ni tampoco permitimos nuevos aprendizajes". De hecho.
- Construir un pensamiento transdisciplinario permite superar los apegos, de las interpretaciones limitadas y parciales.
La tensión dialéctica entre Ser??No-Ser tiene una solución en el Aprender, en la inteligencia que intenta detener lo que se mueve, implica imponerle una cuota de violencia, de escisión y de fractura, que se traducirá tarde o temprano en enfermedad. Construir un pensamiento transdisciplinario permite superar los apegos, de las interpretaciones limitadas y parciales.
Los grandes problemas de las sociedades de riesgo son transversales, transnacionales, múltiples, multidimensionales, transdisciplinarios y, planetarios (Motta, 2002). E. Morin afirma que el saber impartido fragmentariamente no brinda ningún interés y no es fuente de sentido para los jóvenes en general. La transdisciplinariedad hace necesaria la conciliación entre el universo interior y el universo exterior, entre experiencia y teoría, entre el sujeto y el objeto.
A propósito del "Aprender", como proceso y el "Ser", como producto inacabado en constante devenir, en el ineludible documento de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI: "La educación encierra un tesoro", se delinea la formación de personas democráticas y con un fuerte desarrollo de su carácter ciudadano, informados, participativos y activos.
Este es el gran desafío para revertir los fenómenos de la violencia y, poder extender un semillero que facilite una cultura de la paz.
El Informe afirma que la educación debe apoyarse en 4 pilares: (1) Aprender a Conocer (aprender métodos que ayuden a establecer pasarelas entre los diferentes saberes, entre saberes y nuestra vida); (2) Aprender a Hacer (aprendizaje de la creatividad; armonía, cooperación y realización de los potenciales creativos personales); (3) Aprender a Vivir (aprender a comprender, a respetar pautas de las relaciones entre los miembros de una sociedad); para desembocar en (4) Aprender a Ser (aprender a conocer la unión sujeto – objeto).
Construir una verdadera persona quiere decir asegurarle las condiciones de realización máxima de sus potencialidades creativas. El camino del "Aprender a Ser", por el derecho a ser: reflexivo – crítico y creativo, educación mediante, llevará a Ser y Estar: "más allá del Mercado y más allá del Estado".
Colaboración: Prof. Eugenio González