A principios de este año, la inusitada crecida del río Paraguay amenazaba de norte a sur a las localidades ubicadas a la vera del principal cauce hídrico de nuestro país. Todas las localidades a lo largo de su curso, en menor o mayor medida, estaban en alarma, pero hubo dos ciudades que vivían horas angustiantes: Pilar y Alberdi, en el departamento de Ñeembucú.

Particularmente, en esta última ciudad –entre finales del 2015 y principios de este año–, la situación se había tornado dramática. No era para menos. En un medida de prevención, el propio ministro de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), Joaquín Roa, se refería al inminente colapso del muro de contención y que temía los peores presagios para la ciudad.

A los negros presagios devinieron inmediatamente planes para una evacuación de la ciudad, acompañado del paulatino y esperado éxodo de paraguayos hacia la vecina ciudad de Formosa capital, allí donde se han sentido seguros en cada riada y con la que han mantenido por décadas fuertes lazos culturales y comerciales.

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Pero los alberdeños estaban decididos. Y una vez más mostraron el coraje y la determinación para defenderse de este nuevo topetazo de la naturaleza. Así como en el año 1983 resistieron y siguen resistiendo.

Más allá del coraje y la determinación mostrados por sus habitantes, Alberdi no se quedó sola. Además de la asistencia recibida y de los planes llevados a cabo para evitar que el muro cediera y que el agua pudiera provocar una catástrofe, lo cierto es que también el precario muro construido en la ribera se mantuvo en pie.

La grave situación vivida hace apenas unos 7 meses supuso una lección para todos. En lo que concierne al Gobierno, en este caso el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), se estableció un cronograma de trabajo para reforzar la estructura de su muro, que quedó visiblemente deteriorada a raíz de la extraordinaria del año pasado.

En coincidencia con la bajante que registra actualmente el río Paraguay en sus niveles, la cartera de Estado –a través de una licitación– encargó a una empresa privada las tareas de refacción del muro que circunvala esta localidad del Ñeembucú.

En solo siete meses esta megaobra ya está exhibiendo sus resultados (tal como lo mostró nuestro diario en dos notas recientes) y se espera que la primera fase de refacción culmine a fines del 2016.

Estos trabajos despiertan una enorme esperanza entre los pobladores de esta ciudad que no solo tendrán una defensa costera capaz de enfrentar a la inundación más fuerte, sino también un proyecto aún mayor que puede cambiar por completo la fisonomía de esta ciudad, olvidada por décadas por los gobiernos de turno.

Este proyecto, además de la refacción del muro, contempla también la construcción de una costanera similar a la que posee la capital formoseña, del otro lado del río, que tanto orgullo genera a los argentinos y que les brinda seguridad en las temporadas de crecida.

En términos técnicos, la idea dentro del proyecto de refacción es ensancharlo al menos unos 30 metros hacia el río, de tal forma que eso pueda servir de base para que después se pueda construir la Costanera.

En total, el muro tendrá al menos unos 1.400 metros de largo, que irá prácticamente a la par de lo que es actualmente la Costanera de Formosa.

El Ing. Pedro Cardozo, de la unidad de ejecutora de Proyectos del MOPC, aclaró a La Nación estos planes que ya se están ejecutando. Indicó que la idea para Alberdi abarca tres fases: la primera (la que se está ejecutando actualmente) consiste en la ampliación y la refacción del muro; la segunda fase incluiría la construcción de una costanera como la que posee Asunción, en la medida que se consigan los fondos que pueden obtenerse gracias a la ayuda internacional. Mientras que la tercera fase ya comprende un aporte del sector privado y que tiene que ver con los lugares destinados para el comercio y hasta una gran playa para atraer a los turistas formoseños.

Para los alberdeños se abre un escenario alentador a partir de la atención dedicada por el Gobierno en otorgar una solución definitiva a la problemática de las inundaciones desde la perspectiva de un muro defensivo fuerte y seguro. La nueva defensa costera será tan fuerte como la misma fuerza que mostró la ciudad en los momentos más críticos.

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