Por Emma Paoli, Magíster en Educación

¿Cuál es el perfil de alumno, para educar al "ser humano" que ha de vivir un mundo en transformación? Un camino discurre en orientación al Paradigma Socio-Cognitivo, con base en un Diseño Curricular por Competencias y Capacidades.

En tal tecnología educativa: 1) el aprendizaje sustituye a la enseñanza; 2) el alumno es centro del proceso educativo y el profesor se limita a la labor de mediador; 3) los fines que se persiguen son el desarrollo de capacidades–destrezas, valores–actitudes, y no la sola adquisición de contenidos; 4) se opta decididamente por una educación en valores que permiten a la persona insertarse en la sociedad en la que vive como un sujeto responsable, valioso, dinámico y creativo; 5) se prioriza y da importancia al desarrollo de los "procesos mentales".

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Como forma discursiva, esta voluntad de sentido, parece plausible y realizable. Sin embargo, es necesario reconocer y gestionar en consecuencia, sobre las posibilidades de aplicación en el aula, con el presupuesto de transitar desde una educación centrada en contenidos en procesos y operaciones mentales; es decir, que desarrolle capacidades, destrezas y habilidades.

Asimismo, el estudio de las funciones cognitivas deficientes debe impulsar, a docentes–directivos y diseñadores–gestores de la educación, hacia un cambio profundo en la educación en las aulas. Se trata de despejar los numerosos bloqueos mentales previos que dificultan el acceso al aprendizaje.

La praxis de mediación en el aprendizaje predispone a toda una filosofía de acción práctica en el aula y a un cambio muy profundo en la manera de entender la didáctica, como una forma de construir, tanto los procesos cognitivos como los afectivos. Es una muy buena técnica para ser utilizada, tanto con contenidos como "con programas libres de contenido", aunque en este aspecto se tenga aún un largo sendero por recorrer.

En cambio, sí se dan los pasos adecuados para aplicar la mediación a los contenidos escolares, los resultados han de ser del propio fortalecimiento de los procesos, lo que podría ser el principio del fin del antiguo y viciado paradigma de la "enseñanza sin aprendizaje".

Postular la posibilidad de un cambio estructural y funcional de la inteligencia, más allá de las restricciones impuestas por las teorías factorialistas de la inteligencia a partir de los test y las visiones tradicionales de la didáctica, abre las puertas a una visión de la evaluación del potencial de aprendizaje y desarrollo del mismo con adecuados elementos teóricos y prácticos para organizar la vida de las aulas más centrada en el aprendizaje que en la enseñanza o, dicho con más claridad, transitar desde un modelo de enseñanza–aprendizaje a otro de aprendizaje–comunicación.

Colaboración: Prof. Eugenio González.

Déjanos tus comentarios en Voiz