David Livermore

La lluvia de ideas es el método por el cual equipos y organizaciones generan nuevas propuestas. Y se entiende comúnmente que, mientras más diverso sea el grupo, mayor será el potencial de ideas innovadoras. Sin embargo, no siempre funciona de esta manera.

La lluvia de ideas –o brainstorming– como proceso se adapta mejor a algunas personalidades y culturas que a otras. Los extrovertidos y los occidentales que crecieron en ambientes educativos donde se requiere la participación, por lo general se desarrollan muy bien en sesiones de brainstorming. Pero otros, en otros lugares del mundo, crecieron en aulas donde aprendieron a evitar cualquier forma de llamar la atención. Como resultado, muchas personas temen a las sesiones de brainstorming en su lugar de trabajo.

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Mis colegas y yo pasamos los últimos 15 años investigando acerca de la inteligencia cultural o CQ: una medida de la capacidad de uno para trabajar eficazmente en situaciones culturalmente diversas. Encontramos varios retos a los que se enfrentan los equipos globales cuando se trata de la lluvia de ideas:

-La primera idea gana: La primera idea presentada en una sesión de brainstorming es a menudo la idea que tiene más probabilidad de ser aceptada. Y, por lo general, la primera idea proviene del participante más asertivo y enérgico.

-Oratoria fluida: Para los hablantes no nativos de un idioma, la generación de nuevas ideas en una lengua diferente a la materna significa a menudo la traducción de la pregunta a su lengua madre, generar una respuesta y traducir la misma –por ejemplo– al inglés, momento para el cual la conversación ya cambió.

-No pasar vergüenza: Muchos miembros de equipos globales de trabajo, en particular de Asia y América Latina, encuentran muy exigente una sesión de lluvia de ideas, ya que va en contra de sus normas culturales de armonía y de conformidad.

-La imagen panorámica versus el análisis detallado: Los equipos también pueden enfrentar choques culturales por las formas en que abordan el intercambio de ideas. Por ejemplo, los norteamericanos suelen centrarse en la vista panorámica –the big picture–, mientras que muchos alemanes otorgan más valor a los análisis detallados.

La acción más importante que un líder puede tomar es ayudar a los participantes a mejorar su inteligencia cultural. Aquí están algunas estrategias para el intercambio de ideas con un equipo global:

-Definir con claridad el objetivo: Cualquier sesión de lluvia de ideas debe definir claramente el propósito y el resultado deseado y los líderes deben dedicar más tiempo a esto para los equipos globales. No olvide pedir a cada miembro del equipo para anotar su comprensión del objetivo y luego repasar lo que escribieron otras personas. No siga adelante hasta que todos entiendan a cuál barco han subido.

-Dar aviso previo: Los que prefieren generar ideas de forma independiente o mediante la consulta a otros se sentirán mejor preparados cuando sepan de antemano acerca de una sesión de lluvia de ideas. También puede hablar con los participantes que tienden a dominar las conversaciones y hacerles saber que usted va a pedir a otros para compartir sus ideas en primer lugar. Del mismo modo, puede animar a los que se muestran más reticentes a compartir sus puntos de vista.

-Insistir en que la participación sea del 100%: Ofrezca diferentes formas de participación. Por ejemplo, los que vienen con un historial más colectivista pueden preferir pasar el tiempo discutiendo las ideas de antemano y compartirlas luego con el grupo.

Al ser más reflexivo y estratégico en cómo aborde la lluvia de ideas, aumentará la participación y podrá generar más ideas innovadoras.

(David Livermore es el autor de "Liderando con inteligencia cultural").

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