Ambos fueron denunciados por abuso de menores en Argentina, específicamente en las ciudades de Córdoba y Mendoza, pero lograron evitar el proceso judicial ocultándose en nuestro país, donde llevaron una vida sacerdotal normal, uno de ellos, a pesar de haber sido suspendido "Ad divinis".
La Iglesia está tras los pasos de Carlos Ibáñez en nuestro país, ya que tras las publicaciones de La Nación Investiga, conformó una comisión de informe e investigación sobre hechos relacionados al sacerdote argentino. Una vez concluida su función, la comisión deberá elevar, conjuntamente con toda la información y documentación recabada, un informe final con un parecer sobre el mismo al arzobispo Metropolitano quien, de ser necesario, podrá convocar a otras instancias conforme las normas vigentes, a fin de tomar las medidas que sean pertinentes.
Otro es el caso del cura Raúl del Castillo, quien estuvo al frente del programa de "Don Bosco Róga" y que hoy está a cargo del seminario para la formación de la espiritualidad de nuestro país, donde "muy tranquilos por lo que respecta a la vida del padre, que aquí ha sido ejemplar", según Néstor Alejandro Ledesma, padre inspector de los salesianos en Paraguay.
LA HISTORIA DE CARLOS IBÁÑEZ
Desde 1992, Paraguay cobijó al sacerdote argentino, investigado por abuso sexual de al menos diez jóvenes en Bell Ville, provincia de Córdoba, Argentina, entre los años 1991 y 1992. En las declaraciones de los menores se evidencia un patrón: todos eran jóvenes de barrios pobres de Bell Ville, de zonas vulnerables y que recibían un dinero importante para ellos a cambio de tener relaciones con el religioso.
La primera orden de detención contra el sacerdote Carlos Ibáñez salió el 7 de julio de 1992 y fue emitida por el Juzgado de Instrucción de Bell Ville, firmado por el entonces juez Óscar Roque Bertschi. La carátula de la causa era contundente: "Corrupción de menores reiterada y continuada y transmisión de enfermedad venérea". La Policía local lo buscó, pero ya no lo encontró.
Gracias a algunas ayudas extras que habrían surgido desde el seno de la Iglesia, Carlos Ibáñez pudo huir de Bell Ville y se refugió en otro país: Paraguay. La historia de Ibáñez y su vínculo con nuestro país tiene ribetes sorprendentes, considerando que en el lapso de apenas dos años, la Justicia paraguaya se negó dos veces a proceder a su extradición a mediados de los 90, a pesar del pedido realizado por la Justicia argentina.
Recién en 1994 la Policía paraguaya registró su arresto, ante el pedido internacional que pesaba sobre él. El 8 de agosto de 1995, según consta en los registros de la principal penitenciaría de nuestro país, Carlos Richard Ibáñez ingresó a Tacumbú, con la ficha Nº 290, por los cargos de corrupción de menores en Argentina y el consecuente pedido de extradición. Allí estuvo hasta julio de 1996. Gracias a la llamativa y férrea defensa jurídica en nuestro país, Ibáñez quedó sobreseído en la causa, porque el plazo procesal terminó, ya que la Justicia paraguaya nunca lo extraditó.
SUSPENDIDO "AD DIVINIS"
El 24 de junio de 1992, el Obispado de Villa María, de la provincia de Córdoba, de la que depende Bell Ville, dio a conocer una resolución firmada por el entonces obispo de dicha diócesis, monseñor Alfredo Guillermo Disan, mediante la cual se suspendió al sacerdote Carlos Ibáñez "Ad Divinis" para ejercer cualquier tipo de actividad eclesiástica, ante las denuncias realizadas en su contra en la Justicia de Bell Ville. La resolución del Obispado fue publicado en el boletín eclesiástico de Villa María, y fue reproducido por los medios locales.
No obstante, el clérigo argentino encontró en nuestro país las puertas abiertas para seguir ejerciendo actividades eclesiásticas, haciéndose cargo de bautismos, casamientos y oficiando misas. Ibáñez se manejó por zonas donde hacían falta sacerdotes para cualquier evento eclesiástico. Así, ante cualquier eventualidad en la que se requería de alguien para hacer las celebraciones, él siempre estaba preparado.
Fue así que ofició varias misas en la capilla Tres Reyes, de Villa Elisa, bajo la jurisdicción de la parroquia Virgen del Carmen; también habría estado por la capilla Santa María Goretti, de la Chacarita; incluso estuvo por San Lorenzo y ofició celebraciones eucarísticas en la Catedral de esta ciudad. Así lo aseguró a nuestro diario el propio monseñor Joaquín Robledo, obispo de esta diócesis, quien reconoció que Ibáñez estuvo por esta ciudad tiempo atrás.
Ibáñez participó, incluso, de la histórica celebración que ofició el Papa Francisco el pasado 12 de julio del 2015 en Ñu Guasu, ocupando el lugar que fue reservado para los sacerdotes, junto a Ricardo Antar, abogado y amigo íntimo de Ibáñez. La organización de la misa, a la que asistió un millón de personas y fue televisada para todo el mundo, estuvo a cargo del Arzobispado de Asunción.
SUS TÍTULOS ACADÉMICOS
Carlos Ibáñez presenta al menos 23 títulos académicos, entre doctorados, posgrados y especializaciones. Sin embargo, varios de estos documentos habrían sido adulterados. Desde el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) informaron a La Nación Investiga que no tienen registros sobre algún título universitario, terciario o que haya sido convalidado a favor del sacerdote Ibáñez. De acuerdo a documentos a los que La Nación Investiga tuvo acceso, se sospecha que incluso hasta los títulos que dice haber obtenido en Argentina estarían adulterados.
Durante varios años ejerció la docencia en diferentes carreras y fue examinador de mesa para la defensa de muchas tesis. Ibáñez se dedicó con mayor preferencia a la investigación educativa, figurando como coordinador del Comité Científico VE Chile, una organización para promocionar la educación científica, así como uno de los profesionales de la firma "SAE Consultores", donde se muestra parte del currículum de Ibáñez dentro del staff de la misma.
EL EMPRESARIO
En el 2006 se creó la firma denominada "Onix SA", con el sacerdote Ibáñez como uno de los socios propietarios y el abogado Ricardo Antar Morel como síndico titular, según registros de la Gaceta Oficial. Recordemos que Antar Morel apareció junto con Ibáñez el día de la misa del papa Francisco en Ñu Guasu, el pasado 12 de julio del 2015, en plena zona reservada para sacerdotes.
LA HISTORIA DE RAÚL DEL CASTILLO
La causa contra Raúl del Castillo se inició en el 2008, con una denuncia que saltó ante la sede canónica y posteriormente ante la fiscalía de Mendoza, Argentina, por parte de un joven que aseguró haber sido abusado por el sacerdote cuando tenía 14 años. Según los antecedentes del caso, en 1998, el cura del Castillo era director del Colegio Salesiano Don Bosco, ubicado en la zona céntrica de Mendoza, sobre la calle Córdoba.
En ese entonces, el denunciante "Tomás" (nombre ficticio para resguardar la verdadera identidad del joven) era alumno del colegio y tuvo una "relación amorosa" con el padre del Castillo por varios meses. Así señala la denuncia que hizo, diez años después, ante las autoridades del Ministerio Público argentino.
"La denuncia penal se archivó, no por ser inocente este señor. No se demostró ni su inocencia ni su culpabilidad, sino porque este joven, como todo abusado, no tuvo elementos necesarios para demostrar eso, por ello la Fiscalía lo archivó", señaló Carlos Lombardi, abogado especializado en derecho canónico y actual representante legal de "Tomás".
Lombardi lleva contra la Congregación Salesiana un proceso judicial por el caso de "Tomás", que involucra a del Castillo, ya que "Tomás" nunca tuvo acceso a la carpeta investigativa que iniciaron contra el sacerdote para determinar su responsabilidad ante la denuncia. Lombardi señaló que la negación a la víctima de acceder a la carpeta investigativa es una práctica que tiene la Iglesia, casi como "un sistema", y que prácticamente en todos los casos que tienen por denuncia contra sacerdotes se da la misma situación.
DESAPARECIÓ
"Cuando se hizo la denuncia, del Castillo era director del Colegio Don Bosco, uno de los más tradicionales e importantes que tenemos aquí en Mendoza. Cuando lo quisimos buscar para tener su versión, nadie nos dijo dónde estaba. Extraoficialmente, nos dijeron que fue trasladado a Paraguay, pero oficialmente, ni el colegio ni la Iglesia dijeron nada sobre su paradero", expuesto por José Luis Verderico, hoy jefe de Noticias del Diario Uno de Mendoza.
LLEGADA A PARAGUAY
Néstor Alejandro Ledesma, padre inspector de los salesianos en nuestro país, refirió que el sacerdote argentino llegó a Paraguay probablemente en el 2007 y aseguró que habían escuchado, tiempo después, algo sobre alguna supuesta denuncia en su contra, pero que, oficialmente, jamás recibieron alguna notificación al respecto.
"Él vino temporalmente. Se ha sentido bien con nosotros, con el trabajo que está haciendo. Actualmente, es el encargado de nuestro seminario para la formación de la espiritualidad. Anteriormente estuvo en la casa provincial como secretario inspectorial, como tres años, más o menos. Después de eso, por su experiencia con niños en situación de riesgo, desde el 2010 hasta el 2015 estuvo trabajando en Don Bosco Róga", precisó.
SIN DECLARACIONES
Raúl del Castillo se negó a hablar oficialmente ante cámaras de La Nación Investiga, ni dar su versión, ya que según explicó nunca tuvo una versión oficial sobre la supuesta denuncia y que todo lo que había escuchado fue a nivel de "chismes". No obstante, alcanzó a decir que es inocente de cualquier tipo de denuncias y dijo que iba a averiguar sobre la situación con la congregación de Mendoza, para después dar su descargo.