Por Carolina Vanni

Fotos: Pánfilo Leguizamón

El transcurso de los años y la desidia pasaron la factura al viejo almacén de la antigua estación de ferrocarriles de Ypacaraí, que hoy día corre el riesgo de derrumbe. Esto, debido ya no existe el techo que lo cubría y además las paredes están agrietadas, y en parte fueron tomadas por las raíces de árboles que hoy día crecen en lo alto de lo que alguna vez fue el tejado.

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Las antiguas aberturas del almacén, mudos testigos de una época de esplendor en que el ferrocarril era el principal y más directo transporte de las mercaderías, hoy día están completamente deterioradas, prácticamente sin posibilidad de recuperación.

A metros nada más de este vetusto depósito está anclado sobre los rieles los restos de lo que alguna vez fueron vagones de carga del Ferrocarril Carlos Antonio López.

Con el fin de conseguir la reparación de toda esta área relacionada a las cargas, la Municipalidad de Ypacaraí presentó un proyecto al Ministerio de Obras Públicas y la Secretaría de Cultura de modo a que puedan financiar la restauración de este espacio. Se estima la inversión de unos G. 700 millones para dejarlo en óptimas condiciones y hacer de este sitio un imponente salón auditorio.

Asimismo, lo que en otra época fueron las oficinas administrativas del Ferrocarril en Ypacaraí, hoy día es usufructuado por la Municipalidad local que destinó el espacio a la Dirección de Cultura y donde se imparten clases de música. Otra parte de la casona es utilizada como vivienda particular del encargado de la estación, Amado Ferreira.

En el interior de las oficinas se guardan algunos elementos que datan de los primeros años de la estación, tal como un antiguo banco inglés, que se estima tiene más de 150 años, pero que se conserva en muy buen estado.

Sin embargo, parte de las instalaciones también necesitan refacciones, especialmente en lo que se relaciona con el tejado, para lo cual se requerirían de al menos otros G. 300 millones para la puesta en valor de toda la zona del ferrocarril de Ypacaraí.

Los ypacaraienses recuerdan con añoranza la última vez que una locomotora pasó por las vías, un lunes 17 de junio del 2000, a las 16:00 aproximadamente, estirando un guinche para levantar el vagón que se había descarrilado en Luque.

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