São Paulo, Brasil. AFP.

Cuando Dani Alves marcó el gol del empate contra Paraguay (2-2) en el tiempo añadido, Dunga saltó en la banda como el reo al que absuelven en el último minuto, consciente de que el lateral al que había arrinconado durante meses le acababa de salvar del destierro de la Seleção.

Todavía bajo el elixir del alivio, el técnico sorprendió minutos después con una benevolente valoración de la pobre actuación de Brasil en Asunción.

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"Brasil no ganaba aquí desde 1985, tenía que haber logrado la victoria ante Uruguay, en casa. Sabíamos que sería complicado, pero el equipo entendió cómo se juega una eliminatoria", afirmó el técnico.

No deja de ser sorprendente, sin embargo, que la selección que más Copas del Mundo ha ganado en la historia haya precisado dejarse la mitad de puntos en juego en los seis primeros encuentros del clasificatorio sudamericano para entender qué hay que hacer para conseguir un boleto a una competición a la que jamás ha faltado.

Y, de momento, no lo tiene. Aunque aún queden 12 largos partidos para definir las cuatro selecciones que estarán en Rusia-2018 y la quinta que jugará el repechaje, Brasil es hasta septiembre sexto del premundial con 9 unidades.

Solo por delante de los propios paraguayos -que ya sacaron a la 'canarinha' por la puerta de atrás de la Copa América de junio y ahora están empatados a puntos-, de Perú y las humildes Bolivia y Venezuela.

"La selección evitó la humillación, pero no esconde sus deficiencias. No tiene maestro, alguien para colocar la bola en el piso y pensar en el juego. No tiene protagonistas, quien desequilibre a su favor. La selección continúa dependiendo de la inspiración, el humor y las apariciones de Neymar. La selección tiene un técnico atónito", escribió el periodista Antero Greco en su columna de O Estado de São Paulo.

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