"Por suerte nos fue bien. Fuimos a Caapucú a ver a la familia", dice Osmar Ortiz, mientras recarga combustible. Los 145 km que lo separan de la capital los pudo hacer en un tiempo relativamente bueno. "Vinimos bien, hay un buen trabajo de la Caminera para ordenar y agilizar el tránsito, pero la Ruta 1 está un desastre", cuenta.

En la autopista de la Ruta 2, la cola se pierde interminable desde Capiatá hacia el sur. Marcial Noguera, quien desde hace 11 años despacha combustibles comentó que "este año me parece que hubo mayor movimiento hacia el interior".

Margarita Fernández se fue con su marido hasta Mbocayaty del Yhaguy y expresó que lo que más valora de estos días allí es "la tranquilidad, los recuerdos de la infancia, el poder estar en familia y hacer comida casera, esas cosas que la vida rápida de la ciudad cada vez nos deja hacer menos".

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Del colectivo repleto baja Pablina Bobadilla a la que los pasajeros ayudan con sus chicos William y Silvio de 5 y 2 años y una partida de bolsas. Sonríe, dice que se fue a Coronel Oviedo a ver a su mamá. "Da gusto allá. Hicimos chipa, nos reunimos en familia", relató.

Miguel Benegas fue a Villarrica y está enojado "con el tráfico que había. Nuestras rutas hace rato que se quedaron chicas y en lugar de pensar en ampliarlas lo único que se les ocurre es pensar en el doble peaje", indicó.

Aprovechando el flujo de vehículos, Leonardo Parini y Paola Núñez, bomberos voluntarios de Capiatá, pasan una alcancía en la que la gente va dejando una que otra monedita. "Colaboran algo, muchísima gente pasó por aquí", cuentan en el km 19 de la Ruta 1.

En la esquina, uno de los 400 agentes de la Patrulla Caminera que trabajaron en el Operativo Retorno, hace su difícil tarea en ese cruce esencial. "La idea era hacer que no se pasen los 60 km/h, para que no haya embotellamientos. Creo que en gran parte lo conseguimos", opinó.

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