Por Enrique Vargas Peña
Aunque el presidente Horacio Cartes intervino ya en favor de los contribuyentes en la cuestión planteada por la Subsecretaría de Tributación (SET) sobre establecer retenciones y reducir la deducibilidad para quienes pagan el Impuesto a la Renta Personal (IRP), tal cuestión merece insistir en los elementos por los que las medidas desechadas por el Presidente deben ser desechadas definitivamente.
Antes de la decisión del Presidente, explicaron sus ideas a la 9.70AM el ministro de Hacienda Santiago Peña (http://bit.ly/1U8e7ko) y la viceministra de Tributación Marta González (http://bit.ly/1YG57CE).
Las retenciones son los descuentos compulsivos de un porcentaje de los ingresos de los contribuyentes, principalmente los asalariados, porcentaje que la SET fija en base a sus estimaciones sobre lo que el contribuyente debe pagar. Los descuentos los realizan los generadores de los ingresos, en el caso de los asalariados son los empleadores, debiendo transferirlos al fisco.
La deducibilidad es la posibilidad de los contribuyentes de descontar de su pago de IRP los gastos realizados para el desarrollo de sus actividades, siempre que dichos gastos se encuentren documentados en facturas legales.
A los efectos de ilustrar las razones por las que insisto en que estas medidas no deberían ser implementadas en nuestro país, voy a recurrir a la historia del IRP en Estados Unidos, país que sirve de ejemplo para muchas cosas buenas y, a veces, para cosas muy malas como esta.
Las retenciones del IRP en Estados Unidos se establecieron primero con la excusa de compensar las pérdidas de ingresos fiscales que supuestamente generaría el descenso de las tarifas aduaneras ordenado por la Ley de Ingresos de 1913 –Ley Underwood– (http://bit.ly/1MdPNG2). Sin embargo, jamás se produjo ninguna pérdida de ingresos fiscales, por lo que las retenciones fueron abolidas por la Ley de Ingresos de 1916.
En 1943, las retenciones fueron restablecidas por la Ley de Pago de Impuestos, con la excusa de las necesidades del esfuerzo bélico norteamericano, pues Estados Unidos se encontraba involucrado en la Segunda Guerra Mundial, es decir, las retenciones se definieron como un acto de defensa nacional (http://bit.ly/21nXyA7).
Terminó la guerra con la completa victoria de Estados Unidos y sus aliados y, sin embargo, nunca más se derogaron las retenciones, tal vez porque los políticos de aquellos años y los siguientes inventaron una guerra perpetua, la Guerra Fría, como pretexto para mantener las retenciones para siempre.
La idea filosófica actualmente tras las retenciones, según la cual los impuestos deben ser pagados antes de que el contribuyente decida usar esa plata en otra cosa, es profundamente autoritaria, paternalista y constituye una ofensa a quienes pagan por el funcionamiento del Estado tratándolos genéricamente de irresponsables. Es una idea incompatible con la democracia.
El ente recolector del IRP en Estados Unidos, el Internal Revenue Service (IRS), equivalente a nuestra SET, dista mucho de funcionar democráticamente, aunque, obviamente, fue construido por una democracia. Hasta 1998, el Estado presumía la culpa de los contribuyentes, lo cual en nuestro país violaría el Artículo 17 de nuestra Constitución y hasta hoy el gobierno norteamericano puede confiscar bienes de los contribuyentes sin orden judicial, lo cual violaría el Artículo 20 de nuestra Constitución.
Debido a sus abusos sistémicos, pero recién en 1998, la Ley de Derechos del Contribuyente (http://bit.ly/1P5nh9n) derogó limitadamente en Estados Unidos la presunción de culpa para establecer la presunción de inocencia, como corresponde a los países civilizados.
Pero mantiene su poder confiscatorio y, como no podía ser de otra manera, su potencial de instrumentación política: "En el 2013, el IRS se vio involucrado en un escándalo político en el cual se descubrió que la agencia sometía a los grupos conservadores" –opositores a Obama–… "a un sobre escrutinio. El 5 de setiembre del 2013… un subcomité del Senado publicó un reporte que confirma que el IRS usó criterios inadecuados contra objetivos del Tea Party" –opositores a Obama– (http://wapo.st/228wYko).
Además, el IRS no ha sabido proteger los datos privados de los contribuyentes como lo reconoció el 25 de mayo del 2015, admitiendo que "grupos criminales accedieron a información confidencial sobre más de cien mil contribuyentes" (http://usat.ly/1PxlRr1).
En todos los países donde existen, las retenciones generan ingresos indebidos al Estado y a los agentes de retención –los intereses, que en realidad pertenecen al contribuyente quien es propietario del dinero retenido, lo que los norteamericanos han tratado de frenar con la "Publication 15 (Circular E), Employer's Tax Guide" que obliga a transferir inmediatamente el dinero retenido pero solamente para retenciones mayores de cien mil dólares (http://1.usa.gov/1TW9o1V) quedando todo lo demás a merced de los agentes de retención– y somete a los contribuyentes a la voluntad de dichos agentes de retención que, como en el caso de los descuentos para nuestro Instituto de Previsión Social (IPS) pueden hacer negocios financieros con el dinero que descuentan compulsivamente a los asalariados.
Los agentes de retención, generalmente empresarios privados, adquieren privilegios por partida doble: Pueden usar, en efecto, el dinero de los contribuyentes en beneficio propio hasta que lo transfieran y son los que determinan en realidad el porcentaje de la retención, pudiendo "negociar" evasiones con el contribuyente, también como ocurre con nuestro IPS.
Eso además de que la fijación de la retención será siempre arbitraria y solamente puede calcularse adecuadamente sobre salarios, pero no sobre ingresos eventuales. Lo que convierte a los asalariados en las principales víctimas de las retenciones.
Esa, entre otras, es la razón por la que el ex ministro de Hacienda Manuel Ferreira calificó a estas ideas de la SET como un ataque a las clases medias (http://bit.ly/1TVLtDN) y Nora Ruotti como un fracaso en la gestión de control de la SET (http://bit.ly/1LOB7T2).
El nivel de deducibilidad, por su parte, se establece siempre con criterios políticos incluso en Estados Unidos (http://bit.ly/1pfA6sR), y ciertamente ella, la deducibilidad, no tiene conexión lógica alguna con la idea de que los que más ganen paguen más, razón por la que creo que no se debería discutir que el total de gastos familiares debe mantenerse deducible.