Barcelona, España | AFP | por Erwan LUCAS.

¿Cómo hacer funcionar una red que abastezca a los innumerables objetos conectados que deben llegar? Este mercado es el futuro y tanto empresas emergentes como grandes grupos se lanzan en una carrera de incierto final por la indefinición normativa.

Coches, frigoríficos, maquinaria industrial... Miles de millones de objetos conectados se esperan en los próximos años, según diversas estimaciones. Muchos estarán equipados con sensores de todo tipo y necesitarán una red de largo alcance y bajo consumo.

"Por ahora, el mercado es bastante residual pero esto va a evolucionar poco a poco, especialmente cuando la industria tradicional inicie la transformación digital", señala Emmanuel Mouton, director general de la empresa francesa Synox, especializada en la movilidad y los objetos conectados, presente en el Congreso Mundial de Móviles (MWC) de Barcelona.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Para preparar su llegada, numerosas empresas, desde 'start-ups' a grandes grupos, están poniendo a punto la tecnología que permita sostener redes a bajo precio para conectar objetos que consuman poco ancho de banda y energía.

"Encontramos numerosas tecnologías para responder a esta necesidad, contabilizamos entre 15 y 20. Todas buscan el mismo mercado, el control inteligente y la ciudad conectada pero, aunque podamos ver algunas perspectivas, es algo limitado actualmente", explica Samuel Ropert, especialista del internet de las cosas en Idate, un grupo de reflexión sobre la economía digital.

Todas ambicionan convertirse rápidamente en la referencia, ante la amenaza de desaparecer antes incluso de que se dispare la demanda.

Muchos no sobrevivirán

"Es una carrera en parte mediática, porque ninguno de estos actores se ha convertido en la norma estándar por ahora, pero todos aspiran a serlo, al menos de facto. Es evidente que, en cinco años, muchos no habrán sobrevivido, por lo que deben convencer ahora", señala Ropert.

Por ello surgen cada vez más soluciones alternativas, que compiten frontalmente con las propuestas de los creadores y los operadores de las redes dedicadas.

"Nos encontramos con grandes empresas que habilitan sus propias redes para ser autónomas en este aspecto y dominar su flujo de datos. Frente a la colectividad, hay una voluntad de disponer de una red propia en la perspectiva de la ciudad inteligente antes que ver numerosas redes desplegadas", explica Mouton.

Así, en el Reino Unido, el regulador impuso el uso de una tecnología particular para los contadores inteligentes, cerrando así el mercado.

Para los grandes grupos, gestionar su propia red se integra dentro de un programa de renovación más amplio de sus equipamientos y la instalación de una red dedicada supone únicamente una parte de la inversión global, lo que la hace perfectamente sostenible.

Fue la elección, por ejemplo, del grupo francés Veolia que dispone de su propia filial, M2ocity, con tecnología propia para gestionar su red de contadores de agua inteligentes.

"El grupo dispone de su propia red desde hace una decena de años pero creó su filial al conseguir en 2010 el contrato del sindicato de aguas de Ile de France (la región de París, ndlr), uno de los mayores de Europa. La voluntad era industrializar la lectura telemática de nuestros contadores de agua", dice Elise Feuillepain, directora general de M2ocity.

Pero las empresas especializadas se pueden ver amenazadas por un nuevo competidor, los operadores de telecomunicaciones, que están desarrollando nuevas tecnologías para adaptar sus redes ampliamente implantadas a los objetos conectados.

Los trabajos realizados en torno al LTE-M, el 3G adaptado a las máquinas, o el NarrowBand-IoT (NB-IoT), una tecnología de bajo coste para objetos conectados con una larga durabilidad, como los sensores, podrían alterar el escenario.

La revolución puede ser mayor con la llegada del 5G prevista para 2020 con el objetivo de conectar tanto a personas como objetos.

"Actualmente hay una ventana de oportunidad en la que no se puede fallar porque no sobrevivirán todos. Y para los que seguirán en pie en cinco años, el NB-IoT o el LTE-M decantarán bastante la situación, con una tecnología que será de repente global y regulada", concluye Samuel Ropert.

Déjanos tus comentarios en Voiz