Con la idea de compartir información y contribuir al movimiento cultural desde un espacio abierto, creativo, multifuncional y alternativo,Wolfgang Krauch, Paula Bozzano y Nicolás Martínez abrieron La Caosfera. El local está habilitado desde enero y busca atraer tanto al público como a los creadores de diversas disciplinas para dejar que -una vez juntos- la magia del intercambio de experiencias, actúe.

Por Natalia Santos (nataliasantos@lanacion.com.py).

La Caosfera está ubicada en Gral. Díaz 1163 entre Hernandarias y Don Bosco, y busca convertirse en un puerto franco para la cultura. Su nombre -que en su forma extendida es La Caosfera indómita de Zizek y sus Etc.- está inspirado en la Estrella del Caos o Caosfera, un símbolo de la Magia del Caos. Esa corriente de magia post-moderna se caracteriza -según lo incluido en Internet Archive: https://archive.org- por una ausencia de esquemas y deja libertad para la creación de propios métodos y creencias.

Ese espíritu indómito es el que mueve a Wolfgang Krauch (diseñador, artista y luthier), Paula Bozzano (intérprete, productora y bailarina) y Nicolás Martínez (productor y escritor) a lanzarse a la tarea de promover y mantener un espacio alternativo.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

"La idea era encontrar un lugar donde entrenar y aprovecharlo para hacer otras cosas; pero más que nada nos movió la necesidad de tener un lugar donde entrenar disciplinas circenses. Wolfang hace cuerda, malabares y diábolo, mientras que yo hago tela y trapecio", menciona Paula al hablar sobre lo que los impulsó a buscar un local.

La experimentación es una premisa que está unida fuertemente a la iniciativa, que quiere ser una suerte de laboratorio creativo.

"La intención era compartir el entrenamiento, que no fuera a puertas cerradas. Viendo como se manejan escuelas en otras partes del mundo (se puede notar) que no son tan cerrados los procesos, sino que buscan compartir información y espacio. Eso es muy importante a la hora de conseguir los objetivos de formación. Visto eso quisimos que sea un lugar donde todos puedan entrenar y beneficiarse de ese intercambio", remarca Wolfgang, quien además tiene su taller de lutería en el local.

Inicialmente pensada como un lugar para las artes circenses, La Caosfera tiene variados talleres. Foto: Natalia Santos.

UN LUGAR PARA CREAR

La búsqueda de un establecimiento tomó tiempo. Querían que fuera adecuado para instalar lo necesario para las disciplinas de circo, pero que a la vez fuera lo suficientemente grande como para que pueda dar cabida a otras actividades.

"Buscamos muchísimo (un lugar para alquilar), pero los precios eran muy altos, las condiciones no eran las ideales. Justo se estaba desocupando este lugar (donde anteriormente funcionaba el Espacio Cultural Tierra sin Mal), Nico tenía contactos entre los vecinos del barrio, que le brindaron los datos del dueño y así se dio", relata Krauch.

Con el local refaccionado y listo para las nuevas actividades, La Caosfera lanzó su invitación en los primeros días del año. Llamó a todos los interesados en dar talleres, cursos o charlas, en montar obras de teatro, varietés de circo, exposiciones o conciertos. La promesa era albergarlos; y para ello se presentó como un espacio abierto para quienes quieran "generar, practicar y mostrar".

Desde aquella convocatoria -en el patio y el edificio- se han realizado varios talleres, dos conciertos, una fiesta y la representación de dos obras teatrales, según enumera Paula.

"Se hicieron ya algunas cosas, pero ninguna fue propiamente una producción de La Caosfera. Fueron siempre eventos que nos propusieron", subraya Nicolás, quien se sumó al emprendimiento porque estaba ávido de formar parte de un espacio alternativo que rompiera un poco con los discursos normativos y con las líneas meramente lucrativas. Él quería formar parte de algo que no fuera institucionalizado; pero tampoco, marginal.

Los diversos salones se están acondicionando para recibir distintas disciplinas. Foto: Natalia Santos.

CULTURA ACCESIBLE

"Zizek es un filósofo que justamente lo que hace es tomar ciertas teorías academicistas y las utiliza con un discurso bastante popular, las mezcla con chistes, les da un alcance en una jerga un poco más comprensible. No por eso (las ideas que propone) son menos elaboradas", de esta manera describe Nico la influencia de Slavoj Žižek en la filosofía de trabajo y en el nombre que decidieron adoptar.

El autor de "Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock", es filósofo, sociólogo, psicoanalista y crítico cultural, investigador principal en el Instituto de Sociología de la Universidad de Ljubljana, Eslovenia, y profesor visitante en varias universidades de América (Columbia, Princeton, Nueva Escuela de Investigación Social de la Universidad de Nueva York, la Universidad de Michigan). Es llamado el 'Elvis Presley' de la filosofía -según la reseña que hacen de su trayectoria en The European Graduate School (EGS)- y su trabajo se ocupa hondamente de la cultura popular.

"Queremos que (La Caosfera) sea un lugar accesible para todos. Nuestra idea es que se cobre poco, pero que se hagan muchas actividades, que sea un lugar que se mueva constantemente. Que haya varias cosas todos los días y se cobre lo mínimo. Así se vuelve sustentable para nosotros porque se mueve y es rentable para la persona que viene, porque es mucho más económico que cualquier otro lugar ", recalca Paula.

La infraestructura del local permite tener actividades simultáneas, sin que se generen molestias entre los diferentes grupos que estén trabajando. Y el interés de los responsables de La Caosfera es que la gente que elija el lugar para experimentar y crear, pueda también apoyarse en ellos.

El patio, en construcción. Foto: Natalia Santos.

"Cuando uno está -por ejemplo- generando un proyecto, es difícil -al mismo tiempo- estar gestionando fondos para las realizaciones y además mantener un lugar. Por eso, creemos que se puede compartir el trabajo. Nosotros podemos ocuparnos de parte de la gestión, de manera que el artista pueda tener menos preocupaciones en ese sentido. Hay como una suerte de idea de cooperativismo. Nos interesa mucho que haya ese trabajo conjunto", destaca Wolfgang.

Por el momento, ese principio cooperativo y de división de trabajo lo están aplicando de manera interna. Nico se encarga de las fiestas, los conciertos y las obras de teatro; Paula organiza los talleres y ensayos; mientras que Wolfie -quien dice no tener una tarea designada y ser un "productor de campo"- se encarga de la infraestructura.

"Nos unimos a raíz del proyecto. Encaramos esto con una meta en mente, para lograrla era fundamental cooperar y tener un trabajo en equipo para ser coherente con todo lo que estábamos proponiendo", afirma Krauch.

Ver más en: https://www.facebook.com/lacaosferaindomitadezizekysusetceteras/

Etiquetas: #La Caosfera

Déjanos tus comentarios en Voiz